El fin de semana largo de Semana Santa es uno de los más esperados por el sector turístico de Argentina. En particular para aquellos destinos con atractivos religiosos, como Luján y Tandil, o con propuestas apropiadas para el otoño. Sin embargo, la situación económica les frenó la alegría.
Según la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), este fin de semana largo viajaron 2,7 millones de turistas por todo el país. Se trata de una cantidad un 16% más baja que la del año pasado (que había sido una jornada de seis días) y un 1,9% superior a la de 2023 aunque con estadías más breves.
“Los resultados del fin de semana fueron moderados”, expresa el informe sectorial. Según la CAME, “muchos argentinos viajaron a países vecinos, principalmente Chile y Uruguay, y en menor medida Brasil y Paraguay“. A esto se le suma que “el tipo de cambio afectó la llegada de turistas internacionales“.
Un dato resonante del informe tiene que ver con el gasto que implicó viajar por el país que, según la CAME, “fue muy variable entre destinos”. En promedio, una persona que visitó Tierra del Fuego gastó unos 320 mil pesos por día, mientras que en Tucumán esa cifra baja a los 72 mil pesos.
En términos generales, el impacto económico de la Semana Santa fue un 14,9% superior (medido a precios constantes) que el mismo fin de semana largo del 2023. “Los visitantes permanecieron menos tiempo en los destinos que en 2023, pero gastaron más ($10.650 en 2023 contra $87.590 en este fin de semana)”, indicaron.
Los destinos de la provincia de Buenos Aires no estuvieron ajenos a esta situación. Según la CAME, Mar de las Pampas, Pinamar y Cariló “tuvieron su público habitué, con niveles de alojamiento de entre 70% y 80%”. En Dolores, localidad atravesada por el turismo termal, alcanzó un hospedaje del 75%, mientras que Chascomús registró una ocupación del 70%.