Lo consideran prácticamente un “Milagro libertario“: la lluvia en El Bolsón está provocando una nueva adoración digital a Javier Milei. A pesar de que el fuego arrasó con más de 3.400 hectáreas en la región de El Bolsón, destruyó 120 viviendas y forzó la evacuación de unas 1.000 personas. Más allá de que brigadistas y voluntarios trabajaron sin descanso, mientras la ayuda estatal nacional brilló por su ausencia, y cuando finalmente llegaron las lluvias tan esperadas haciendo que los vecinos celebraron con lágrimas y bocinazos, en el universo paralelo del mileísmo digital, el evento climático fue interpretado como un milagro enviado por el mismísimo Javier Milei.
Mesianismo libertario
Desde los rincones más fervorosos del oficialismo en redes sociales, no tardó en aparecer la narrativa sobrenatural: la lluvia no fue una coincidencia, sino un acto divino promovido por el Presidente de la Nación. Cuentas libertarias inundaron X con imágenes del mandatario en una pose mesiánica, rodeado de nubes y rayos celestiales. “Las fuerzas del cielo están con Milei”, decían algunos posteos. “Dios lo mandó para salvarnos”, aseguraban otros, como si se tratara de una reencarnación moderna del profeta Elías.
El fenómeno se repitió con una coordinación llamativa. Cientos de cuentas, muchas con el clásico logo de león en sus perfiles, viralizaron la idea de que la lluvia fue una bendición atribuible al gobierno, pese a que este prácticamente no movió un dedo para combatir el incendio.
No hubo despliegue masivo de medios mitigantes del desastre ni coordinación eficaz desde Nación. Sin embargo, la mística libertaria encontró la manera de hacer creer que una catástrofe natural se convirtió en un punto a favor del oficialismo.
La construcción del mito es grotesca pero no sorprendente. Desde su llegada al poder, Milei ha cultivado un perfil místico, invocando fuerzas del más allá en sus discursos y apelando a la idea de un destino superior. La secta digital que lo idolatra tomó nota y decidió llevarlo un paso más allá: si el Estado no interviene, es porque no debe hacerlo; si la lluvia llegó sin que el gobierno haya movido un dedo, entonces es una señal divina de que Milei es el elegido.
Reacciones en redes “al milagro”
Las respuestas en redes fueron, en su mayoría, de incredulidad y burla. Usuarios ajenos a la devoción libertaria compararon los posteos con rituales de tribus ancestrales que bailaban para pedir agua a los dioses. “Volvimos a la época en que la gente creía que la lluvia era un castigo o una bendición de los cielos”, ironizó un usuario. Otro comentó: “Si Milei hace llover, entonces que nos mande nieve en julio para esquiar en Corrientes”.
Mientras los trolls libertarios organizaban su campaña digital, en la vida real los brigadistas seguían combatiendo las llamas con recursos insuficientes. El Ejército Argentino colaboró en la distribución de donaciones, pero el gobierno nacional apenas reaccionó. A pesar de la gravedad de la situación, la respuesta oficial fue tibia y descoordinada.
Pero para la maquinaria propagandística del mileísmo, poco importan los hechos cuando se puede construir un relato épico y divino.
Así, la lluvia en El Bolsón se convirtió en el nuevo capítulo de la saga de adoración ciega al líder. No importó la falta de aviones hidrantes, la ausencia de logística o la nula asistencia del gobierno central. Bastó con que cayera agua del cielo para que los fieles de Milei proclamaran otro “milagro” de su líder, más que político, espiritual.