Por la fecha 10 del torneo Clausura, Gimnasia recibió a Rosario Central en el Bosque y fue goleado con un contundente 3-0 en contra. Di María brilló, el Canalla por momentos bailó al Lobo y la situación del club es cada vez más crítica.
Un inicio de partido catastrófico para el Lobo. Entre la mala fortuna y los errores propios, el equipo de Orfila tuvo un primer tiempo para el olvido. De entrada, en menos de cinco minutos, Seoane se equivocó en la salida, luego llegó el gol de Véliz y, en la misma jugada, la lesión de Renzo Giampaoli que encendió las alarmas.
Gimnasia dejó jugar a Central a su merced, pero, sobre todo, dejó jugar a Ángel Di María. El fideo estuvo libre durante todo el partido e hizo de las suyas, jugando con espacios que pocas veces tuvo durante su regreso al fútbol argentino y marcando una gran diferencia durante los 90 minutos de partido.
Tal es así que lo único positivo que pudo sacar Orfila de los primeros 45 minutos fue ir perdiendo solo por un gol de diferencia, teniendo en cuenta que a la lesión de Giampaoli también se le sumó la de Di Biasi, quien no jugaba como titular desde la fecha 2 con San Lorenzo.
En el complemento el Lobo mejoró, tuvo mejores intenciones, pero no le alcanzó. Si bien es cierto que llegó al empate mediante Jeremías Merlo, jugando con un hombre menos por la expulsión de Corbalán, el gol del pibe no subió al marcador y rápidamente el Canalla estiró la ventaja, que fue letal para el equipo de Orfila.
Minutos más tarde, Di María le puso el broche de oro a la victoria del equipo de Holan y le bajó la persiana al partido. Una tarde que comenzó torcida para el Lobo y que se desarrolló y finalizó en la misma sintonía. Un duro golpe para Orfila y Gimnasia, que sumó su tercera derrota consecutiva, se alejó de la zona de playoffs y continúa mirando de reojo la parte baja de la tabla anual.