Una mano en alto luego de marcar el tercer gol del partido ante Gimnasia fue el modo con el que Ángel Di María agradeció el buen trato en el Bosque. El gesto, por supuesto, fue para la gente que aplaudió a Fideo. Aunque el rosarino también sintió confort porque jugó increíblemente libre.
En medio del insólito primer tiempo de Gimnasia, donde sufrió dos lesiones (Giampaoli y Di Biasi), un gol a los dos minutos y un toqueteo descomunal de Rosario Central, hubo algo que llamó poderosamente la atención y fue la facilidad con la que pudo moverse Di María.
Fideo, quien fue muy bien recibido, dio una clase de fútbol. Antes del minuto ya había tenido la primera después de un fallido pase de Facundo Di Biasi hacia atrás y la pelota se fue besando el palo. Pero era tan solo un aviso.
En el minuto siguiente, Ángel Di María metió una pelota bárbara para que Copetti cediera al centro y Véliz pusiera el 1-0 ante Gimnasia. Luego pudo haber ampliado el marcador, cuando agarró un rebote y la pelota buscaba destino de arco, pero la cabeza de Leonardo Suso evitó la caída del arco del Lobo.
Gimnasia y la falta de rigurosidad con Di María
Lo que más llamó la atención del partido fue la forma en la que se movió Fideo Di María. Si bien es cierto que, aun con marcas más pegajosas hubiese encontrado igual los espacios, Gimnasia le dio una libertad impensada.
“Sí creo que el primer tiempo nos ayudó a tener más espacios. Ellos están necesitados y era obvio que iba a haberlos”, dijo Angelito.
Ninguno de los jugadores pudo al menos acercársele como para incomodarlo y Di María, con espacios, dio un show preferentemente cuando se paró como un antiguo ocho, justo donde nunca había un rival en 10 metros a la redoma.
En el segundo tiempo, el ingreso de Augusto Max hizo que el campeón del mundo tuviera un tanto menos de espacios. Aunque cuando se los generó, se lució: enganche en el área para eludir a Germán Conti y definición excelente para meter el tercero de Di María.
La reacción de Angelito fue destacable: alzó sus manos y les ofreció disculpas a los hinchas de Gimnasia que le habían demostrado mucho afecto. Algo inusual y destacable para un futbolista campeón del mundo que tuvo un gesto de reconocimiento para quienes lo recibieron con el estatus que merecía.
“Quiero agradecerle a la gente de Gimnasia por la muestra de cariño. Después del gol y todo. Desde que llegamos al estadio demostró el cariño. No tengo palabras. Haber hecho el gol no me parecía que se lo festeje”, dijo después. Un señor.