En medio de un mes por demás trágico marcado por al menos diez femicidios en menos de siete días, la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, advirtió sobre el avance de discursos de odio y la deslegitimación del feminismo desde las más altas esferas del poder nacional. “Estamos para atrás en este momento”, expresó durante una entrevista en el programa BONAHERENCIA por INFOCIELO PLAY, y apuntó directamente contra el presidente Javier Milei y su gobierno: “Tenemos una dirigencia política encabezada por el Presidente y por sus voceros que han instalado una contrarrevolución”.
Díaz señaló que el movimiento de mujeres en Argentina “ha sido un movimiento con una potencia y una fuerza transformadora muy grande”, especialmente desde la recuperación democrática. “Fue un movimiento constructor de consensos y articulaciones transversales, con figuras emblemáticas muy grandes, como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”, remarcó. En ese sentido, recordó que el 2015 marcó un punto de inflexión: “Después de haber tenido dos períodos de presidenta mujer, se movió algo muy fuerte en la cultura dominante masculina. Fue el 2015 ese momento donde el movimiento toma una masividad enorme desde el grito del Ni Una Menos, por la violencia de género, la violencia más extrema que es el femicidio”.
La ministra analizó que, a partir de ese proceso, “se trastocó fuerte el sentido común más machista”, pero advirtió que hoy se observa un retroceso alentado desde sectores de poder. “No creo que sea mayoritario en la sociedad, pero sí hay un nivel de dirigencia que se ha mostrado abiertamente en contra del feminismo, a favor de eliminar la figura del femicidio y de negar la desigualdad de género”, sostuvo. Y agregó: “Dicen que somos todos iguales ante la ley y por eso borran todas las desigualdades de la sociedad. Entonces, que se arregle y se salve quien pueda”.
En su diagnóstico, Díaz planteó que lo que el feminismo impulsó durante la última década fue “una revolución social” hacia la igualdad de género, y que hoy enfrenta una reacción organizada. “Nosotras fuimos la transformación. Ellos son la contrarrevolución, una reacción extrema que ensucia la arena del debate público”, advirtió. “Están colocando la discusión de lo público en un terreno que creíamos hace muy poco tiempo que era inaceptable”, remarcó.
La ministra también se refirió a las recientes declaraciones de Patricia Bullrich, quien responsabilizó a los movimientos feministas por los femicidios. “Lo que dice la ministra de Seguridad es gravísimo, porque responsabiliza a las víctimas”, afirmó Díaz. Y trazó un paralelo con los discursos justificatorios de la dictadura: “Nosotras ya escuchamos esto, el ‘algo habrán hecho’ que habilitó la tortura y la desaparición. Y las mujeres cuánto tiempo escuchamos el ‘qué tan corta era la pollera’ o ‘por qué iban solas’”. “Otra vez la víctima parece ser la responsable, y eso es gravísimo porque lo dice una ministra de Seguridad”, remarcó.
En el mismo tono, Díaz sostuvo que “así es como corren el arco de la discusión en el ámbito público” y consideró que las expresiones de Bullrich buscan reafirmar un discurso de odio que “le habla a su núcleo duro”, el cual “se retroalimenta en estas barrabasadas anti derechos”.
Las declaraciones de la funcionaria bonaerense se producen en un contexto de alarmante crecimiento de los femicidios. Según el Observatorio de las Violencias de Género “Mumala”, entre el 1° de enero y el 13 de octubre de 2025 se registraron al menos 196 femicidios en todo el país, es decir, una mujer asesinada cada 35 horas. Desde la organización exigieron la declaración de la Emergencia Nacional en Violencia de Género y advirtieron que “esta escalada de violencia machista evidencia las consecuencias de los mensajes de odio de género que emanan desde las mayores jerarquías gubernamentales”.
“La violencia de género no es un problema individual, es estructural, social y político”, insistió Díaz en distintas oportunidades. Su advertencia cobra fuerza en una coyuntura en la que las políticas de prevención, asistencia y acompañamiento a las víctimas fueron desfinanciadas, mientras los discursos negacionistas y antifeministas ganan espacio en la agenda pública.