Un desahogo. En realidad, un grito desaforado. Tal y como deben gritarse los goles y mucho más en un clásico. Así fue la imagen que tomaron las cámaras de ESPN de Eduardo Domínguez cuando Guido Carrillo, implacable, marcó el 2 a 0 con el que Estudiantes le ganó a Gimnasia el último domingo.
Es que Domínguez sabía que tenía responsabilidad. Su equipo es más que Gimnasia, el Pincha hace más de dos décadas que no pierde en UNO un derby y, además, era uno de esos partidos que tenía que ganar para dar un golpe de autoridad y sacar chapa de candidato.
Acaso por eso, un técnico que siempre es medido (incluso para gritar los goles) lo celebró con alma y vida. Y no era para menos, ese gol le daba a Estudiantes la tranquilidad necesaria para quedarse con tres puntos vitales para seguir en búsqueda del objetivo mayor.