El mercado cambiario argentino atraviesa una semana marcada por la tensión y la incertidumbre, a tan solo seis semanas de las elecciones legislativas. Este lunes 15 de septiembre, todas las cotizaciones del dólar mostraron fuertes subas que obligaron al Banco Central (BCRA) a intervenir de manera directa para intentar contener la escalada, en un contexto donde los futuros ya anticipan precios por encima de los límites fijados en la banda cambiaria.
El dólar oficial cerró a $1.475 en el Banco Nación, mientras que el mayorista finalizó en $1.467, apenas un 0,4% por debajo del techo de flotación de $1.472. El blue se mantuvo en $1.455, y en los segmentos financieros el MEP se ubicó en $1.477,20 y el Contado con Liquidación (CCL) en $1.483,10. Incluso durante la rueda, el BCRA debió volcar alrededor de u$s100 millones para marcar un límite en $1.473,50, lo que evidenció la presión creciente de la demanda sobre la divisa.
La reacción del mercado
Las señales de debilidad también se reflejan en los mercados de futuros. Los contratos de octubre se pactaron en torno a los $1.544, mientras que para noviembre la expectativa ya se estiró a $1.586,50, por encima de la banda fijada por la autoridad monetaria.
A esto se suman las medidas regulatorias que profundizan la volatilidad. La Comisión Nacional de Valores (CNV) emitió en los últimos días varias circulares para limitar maniobras especulativas de las Alycs, aunque la improvisación quedó en evidencia cuando una de esas normas fue revocada y reemplazada pocas horas después. Paralelamente, el BCRA intervino en las operaciones de simultáneas de BYMA para calmar las tasas, sin lograr disipar las dudas sobre su capacidad de control.
En paralelo, el mercado de deuda también mostró síntomas de desconfianza: los bonos soberanos retrocedieron con fuerza, con pérdidas de hasta 4,5% en la jornada, mientras que el riesgo país saltó a 1.140 puntos básicos, lo que implica un incremento del 8,9% en apenas unos días.
La situación refleja un cuadro de creciente inestabilidad económica y política. La derrota del oficialismo en Buenos Aires dejó expectativas desancladas y generó un clima de cautela entre inversores, que observan con atención la fragilidad de las reservas y la dependencia del gobierno de Milei respecto a los desembolsos del FMI para sostener la cotización. La suba del dólar en todas sus variantes y la caída de los activos financieros muestran un escenario de desconfianza que tensiona aún más el rumbo económico del Ejecutivo.