La presentación de Guillermo Francos como jefe de Gabinete en la Cámara de Diputados se transformó en un verdadero papelón. Apenas arrancada la tanda de preguntas, el clima estalló en discusiones, insultos y escenas insólitas entre oficialismo y los diputados que hace pocos días abandonaron La Libertad Avanza para conformar el bloque Coherencia.
El puntapié lo dio Carlos D’Alessandro, quien consultó a Francos por las denuncias de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad y cuestionó la designación de Martín Menem como presidente de la Cámara, mencionando en los atribuidos a Diego Spagnuolo. La sola pregunta alcanzó para que desde el oficialismo se desataron gritos contra sus ex compañeros, con Lilia Lemoine entre las más efusivas al gritarle “traidores”.
El episodio más tenso llegó cuando Marcela Pagano tomó la palabra. Mientras intentaba interrogar a Francos sobre supuestos ex agentes de de inteligencia bajo su órbita, las diputadas oficialistas María Emilia Orosco, Juliana Santillán y la propia Lemoine se pararon frente a su banca para taparla de la cámara, la hostigaron a los gritos y hasta comenzaron a filmarla con sus celulares. El recinto quedó convertido en una escena digna de un reality: legisladoras corriendo por los pasillos, Francos esperando en silencio, y un Menem desbordado que pedía orden cual profesor suplente sin autoridad.
El radical Fernando Carbajal también reclamó que las libertarias regresaran a sus asientos, lo que derivó en un cruce aún mayor: el bloque oficialista lo acusó de “haber invitado a pelear” a la diputada Valverde, algo que él desmintió con dureza. “Esto es un papelón”, resumió el diputado del MID, Oscar Zago, quien pidió un cuarto intermedio que Menem se negó a conceder. La sesión continuó entre risas de un sector del oficialismo y gestos incómodos de la oposición, mientras el malestar se acumulaba.
El chat entre Lemoine y Menem
En medio de todo el revuelo, las cámaras de C5N captaron un momento insólito. Una conversación entre la diputada Lemoine y Menem, en pleno escándalo.
En ella, se puede observar como Lemoine dice que puede pararse en cualquier lado, a lo que el presidente de la Cámara responde, “se pone nerviosa”, en referencia a Pagano. A lo que la diputada y cosplayer libertaria remató “Yo lo miraba a Francos y se jijeaba”, con un léxico más digno de Twitter que del Congreso de la Nación.
Pagano redobló la apuesta con acusaciones de inteligencia
En medio de ese clima, Pagano lanzó una denuncia explosiva: sugirió que desde el propio gobierno nacional podría haberse orquesta la filtración de los audios de Spagnuolo, donde se describe un esquema de coima que llega hasta Karina Milei (aunque sin mucho recorrido en el medio). La diputada mencionó directamente al secretario de Asuntos Estratégicos, José Luis Vila, de pasado en el gobierno de Mauricio Macri y hombre vinculado a Enrique “Coti” Nosiglia.
Pagano pidió a Francos que aclare si Vila tuvo algún rol en la filtración y le recordó sus vínculos con la ex AFI. También nombró al subsecretario Víctor Hugo Armelino y a otros supuestos ex agentes de inteligencia que, según dijo, trabajan en la estructura de la jefatura de gabinete. “Estamos frente a un grave golpe institucional y queremos respuestas”, reclamó en voz alta, mientras la sesión ardía.
La jugada agitó aún más las internas. En el oficialismo apuntan contra la propia Pagano y su pareja, el abogado Franco Bindi, a quien intentaron vincular con sectores de inteligencia ligados al kirchnerismo.
Y si… hasta el Turco opinó
El escándalo no pasó desapercibido fuera del Congreso. El exfutbolista Claudio “Turco” García, candidato a diputado nacional por el Partido Integrar en la Ciudad de Buenos Aires, reaccionó en X (antes Twitter) a la insólita pelea entre Lemoine y Pagano: “Y después yo no puedo ser diputado…”, ironizó. El comentario se viralizó en redes, generando tanto críticas como elogios.
García, ídolo de Racing en los ’90 y exjugador de la Selección de Alfio Basile, atravesó un duro proceso de recuperación tras su retiro del fútbol y hoy intenta abrirse camino en la política. Su frase, en tono burlón, resumió lo que muchos pensaron al ver la sesión: la política argentina volvió a ofrecer un espectáculo que rozó lo caricaturesco.