La efeméride se remonta al 1920, cuando un grupo de jóvenes radioaficionados y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires realizaron la primera emisión radial en Argentina.
La transmisión se realizó desde la terraza del Teatro Coliseo con la ópera Parsifal de Richard Wagner, un compositor y director de orquesta, pionero en su ámbito. Se estima que lo escucharon al menos cien personas.
“Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner, ‘Parsifal’, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten”.
Estas fueron las primeras palabras que un argentino –Enrique Susini– dijo frente a un micrófono de radio, a las 9 de la noche un 27 de agosto.
Los siguientes días transmitiendo las óperas Aída, Iris, Rigoletto y Manón, y se extendieron al escenario del Teatro Colón. Ese acontecimiento originó la primera licencia de la radiodifusión nacional: LOR, Radio Argentina, que transmitiría regularmente desde diversos teatros, incluyendo el Colón, lo que resaltaba los deseos de los cuatro jóvenes de difundir el arte y la cultura.
Este hecho fue declarado como la primera transmisión radiofónica en el país y considerado como la primera emisión de radio programada del mundo, ya que todas las anteriores tenían un carácter experimental.
Aquellos jóvenes se autodenominaron como la Sociedad Radio Argentina. Más tarde se los conocería como “Los locos de la azotea” y pasarían a la historia.
Los locos de la Azotea
La emisión se realizó solamente con un pequeño micrófono, un transmisor de escasa potencia y antenas ubicadas en el Teatro Coliseo. Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica, quienes desde ese día fueron conocidos como “los locos de la azotea”, eran cuatro jóvenes del mundo de la medicina: el médico Susini, quien entonces tenía 25 años; y los otros tres, estudiantes de la Universidad de Buenos Aires: Mujica de 18, Guerrico y Romero Carranza de 22. Además de la carrera que habían escogido los unía otra pasión: eran radioaficionados entusiastas y creativos que soñaban con una radiofonía al servicio de la cultura. En ese momento no imaginaban que ese medio iba a transformarse en un verdadero fenómeno de masas.
La Argentina celebraba 100 años de la Revolución de Mayo cuando el italiano Guillermo Marconi, inventor del “telégrafo sin hilos”, llegó a Buenos Aires para continuar sus investigaciones en la materia. Desarrolló en nuestra tierras varias pruebas de transmisión, utilizando un barrilete con el que se remontaba una antena. Así, consiguió tomar contacto con Irlanda y Canadá. Fueron aquellas pruebas las que encendieron la chispa de “los locos de la azotea”.
Los jóvenes quedaron obnubilados por el proyecto y lo que podían lograr los avances de Marconi. Desde ese momento, no cesarían de trabajar hasta lograr una transmisión radial. Los cuatro siguieron con atención y pasión toda información referida a los principios de Herz, Braun o Marconi. Ni el comienzo de la Primera Guerra Mundial pudo detenerlos, cuando el desarrollo de la radio se convirtió en un proyecto secreto. Por el contrario, aprovecharon la oportunidad.
La Argentina había tenido una posición neutral en el conflicto bélico, pero los militares deseaban obtener información sobre los efectos de los gases en el frente de batalla y sobre radiotransmisores. Así fue que, en 1917, la Armada le pidió a Enrique Susini que viajara a Francia. De ese viaje, el médico radioaficionado regresó con equipos de 5 kw que habían sido usados por el ejército francés.
Las transmisiones previas habían sido breves o estaban destinadas a comunicaciones específicas, como las de la Primera Guerra Mundial. Fue recién en 1920 cuando se resignificaron la utilidad de la radio, al considerarla como un bien cultural, para fines pacíficos y permanentes.
El importante recorrido en las vidas de Los Pioneros de la Radio
Enrique Susini, además de médico, fue profesor de canto y violín, y llegó a ser director del Teatro Colón. También dirigió una película con Lola Membrives como protagonista, La chismosa (1938) con la que obtuvo la primera distinción internacional para el cine argentino en el Festival de Venecia. Además, fue el primer director general de Canal 7.
Miguel Mujica también fue médico y llegó a ser ministro de Comunicaciones durante el gobierno de Frondizi.
César Guerrico fue un médico de renombre y director de radio Splendid.
Luis Romero Carranza se convirtió en radiólogo y fundó la primera fábrica de celuloide virgen para cine. Patentó el sistema de grabación de sonido y el micrófono de velocidad.
En 1968, la Sociedad Argentina de Locutores rescató este hecho y dieron la iniciativa para que año a año se conmemore la fecha como el Día de la Radio, efeméride que se celebra de manera oficial desde 1970.
Fuente: https://www.cultura.gob.ar/quienes-fueron-los-locos-de-la-azotea_6357/