La economía argentina atraviesa una semana de evaluación doble. Por un lado, el ministro de Economía, Luis Caputo, recibió este martes a los enviados del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco de la primera revisión del nuevo acuerdo de facilidades extendidas, firmado en abril y que incluyó un crédito de u$s 20.000 millones. Por otro, el proveedor global de índices MSCI (Morgan Stanley Capital International) decidió mantener a la Argentina en la categoría de “standalone”, el escalón más bajo de clasificación financiera internacional. Ambos gestos reflejan la desconfianza que persiste sobre la economía nacional, aun cuando el gobierno de Javier Milei exhibe voluntad de ajuste y reformas.
Detrás del habitual lenguaje técnico, el mensaje del FMI es claro: el organismo quiere saber si la administración libertaria está cumpliendo con el ajuste fiscal, el fortalecimiento de reservas y la implementación de las reformas comprometidas. La revisión, encabezada por el funcionario nepalés Bikas Joshi, se extenderá toda la semana y busca analizar tanto los números oficiales como las condiciones políticas para sostener el rumbo económico. En paralelo, el diagnóstico del MSCI subraya que la Argentina no reúne todavía los criterios mínimos de liquidez ni apertura a capitales que permitan considerarla un mercado frontera o emergente, lo que limita el acceso a inversiones internacionales.
El acuerdo con el FMI incluyó medidas como la flexibilización parcial del cepo cambiario y la implementación de un dólar flotante con bandas, con la promesa de avanzar con un paquete de reformas estructurales. Sin embargo, Caputo llega a esta revisión en medio de una recesión profunda, reservas que no logran recomponerse y una inflación todavía elevada. A pesar de los múltiples blanqueos, incentivos y llamados a que los argentinos “saquen los dólares del colchón”, el ingreso de divisas sigue siendo insuficiente, lo que obliga al Gobierno a acudir a préstamos y asistencia financiera internacional.
En ese contexto, la decisión del MSCI de no mejorar la calificación de Argentina actúa como un espejo de las debilidades del plan económico. Desde 2021 el país permanece en la categoría “standalone”, que comparte con economías de baja liquidez y alta inestabilidad como Zimbabue, Líbano o Palestina.
“La importancia de marcos transparentes y basados en reglas es clave para guiar nuestras evaluaciones”, remarcó MSCI en su informe. El organismo reconoció avances en ciertos países, pero advirtió también sobre “desafíos persistentes”, en un mensaje que también puede leerse como una advertencia a la Argentina. Mientras tanto, el Gobierno apuesta a legitimar su hoja de ruta con el llamado Consejo de Mayo y una narrativa de reforma permanente, pero los resultados concretos (tanto en reservas como en confianza internacional) siguen sin aparecer.

