Esta Navidad también quedará marcada por la violencia. En la ciudad de La Plata, un hombre de 45 años fue asesinado a balazos durante la madrugada del 25 de diciembre tras una discusión vecinal por el uso de pirotecnia.
El hecho ocurrió en los monoblocks ubicados en la calle 609 entre 3 y 4 constituye un ejemplo más de como conflictos mínimos pueden escalar hasta un desenlace irreversible.
La víctima de nombre Daniel Néstor Rubén Ramírez recibió un disparo en el cuello y otro en el hombro. Gravemente herido, logró desplazarse hasta el descanso de la escalera del edificio, donde murió antes de recibir asistencia médica.

El agresor, Juan Carlos Magen, un vecino de 68 años, fue detenido en su departamento pocas horas después. En el lugar, la policía secuestró una pistola Bersa calibre .40 y otras armas de fuego.
Una discusión que terminó en muerte
Según las primeras reconstrucciones judiciales, el conflicto se inició cuando el acusado recriminó a la familia de la víctima por la pirotecnia que estaban utilizando los hijos del hombre asesinado durante los festejos de Nochebuena. Lo que comenzó como un intercambio verbal derivó rápidamente en violencia extrema.
Vecinos del complejo señalaron que no se trataba de un hecho aislado. Existían tensiones previas y problemas de convivencia que nunca encontraron un canal de resolución. Esa acumulación de malestar explotó en una noche cargada de ruido, alcohol y emociones, con un final trágico.
Después del homicidio, la situación se tornó aún más caótica. Algunos vecinos incendiaron el auto del acusado en señal de ira, lo que obligó a la intervención de los bomberos.

La causa quedó a cargo de la UFI N°6 y del Juzgado de Garantías N°2, que ahora deberán determinar responsabilidades penales y agravantes.
Un antecedente reciente
El crimen ocurrido en La Plata remite inevitablemente al episodio ocurrido durante la Navidad de 2024 en Lomas del Mirador, partido de La Matanza. En aquel caso, fue un jubilado de 75 años, ex policía, quien mató a un chofer de colectivos tras una discusión por el volumen de la música.
El colectivero, identificado como Sergio David Díaz, recibió un disparo luego de que el agresor saliera de su casa para reclamarle por el ruido. El hecho también ocurrió durante la madrugada del 25 de diciembre y generó una fuerte conmoción social. Meses después, un jurado popular declaró culpable al jubilado por homicidio.
En ambos casos, el detonante fue el mismo: una discusión vecinal vinculada al ruido. Pirotecnia en un caso, música alta en el otro. Pero el desenlace fue idéntico: una persona muerta y familias destruidas.
Armas, intolerancia y violencia cotidiana
Estos hechos vuelve a poner en discusión la tenencia de armas de fuego y el deterioro de la convivencia social. En La Plata, el acusado además de poseer un arma utilizada en el ataque, también contaba con otras en su domicilio, lo que hace preguntarse acerca de flexibilidad en los controles y/o habilitaciones, más allá de la responsabilidad individual.
La reiteración de estos episodios muestra una sociedad atravesada por la intolerancia, donde reclamos cotidianos se transforman en situaciones límite.
Como señaló un vecino del lugar, “nadie pensó que una discusión por pirotecnia podía terminar así”. Una frase que podría repetirse palabra por palabra en Lomas del Mirador un año atrás.
Mientras la investigación avanza, La Plata amaneció con una Navidad atravesada por el luto. Una fiesta familiar terminó en homicidio y dejó una pregunta abierta que se repite cada diciembre: ¿cuánto más pueden escalar los conflictos mínimos cuando la violencia y las armas están al alcance de la mano? ¿Esto son situaciones individuales, o marcan un clima de época con el que la sociedad argentina ya debe acostumbrarse a convivir?

