Hoy se cumplen 29 años del atentado terrorista más grande en la Argentina y en Latinoamérica hacia la comunidad judía. Un 18 de julio de 1994 un coche bomba explotó en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y dejó sin vida a 85 personas,y más de 300 heridos. En La Plata, muchos años atrás intentaron lograr lo mismo pero no pudieron.
Un 16 de mayo de 1970 los vecinos de La Plata fueron despertados por un fuerte estruendo a las 3.30 de la madrugada. El sensacional ruido se debió a un explosivo de una bomba puesta en la sede de la AMIA en calle 4 Nº 97
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Según un informe de la Comisión Directiva de la AMIA cedido a Infocielo la explosión hirió sólo a dos personas: “Elena pebius de Dulman, y Etiel Suárez que vivían en el segundo piso de la institución”.
Además edificios cercanos como la sede de Gimnasia y Esgrima La Plata también sufrieron daños. Mientras que en el recinto de la AMIA La Plata la cortina metálica de la puerta de acceso al salón de actos estaba destruida y, al mirar hacia adentro, vieron que las butacas habían sido arrancadas de cuajo y se habían convertido en una montaña informe al fondo del salón. Las lámparas del alumbrado de la calle habían estallado y toda la cuadra estaba a oscuras. Sin embargo, la calle 4 empezó a iluminarse por las luces que los vecinos, alarmados, iban encendiendo al interior de sus casas.
¿Qué dijeron las autoridades?
Tras los sucesos, la Comisión Directiva de la AMIA en un comunicado a la prensa afirmó que “este atentado perpetrado por elementos antisociales afecta la dignidad humana y la pacífica convivencia del pueblo argentino en sus más caras tradiciones”.Mientras que en otro parte del comunicado sentenciaron: “Hacemos responsable de este atentado a todas las organizaciones antisemitas que actúan en el país y que pretenden sembrar el odio y la discordia entre los habitantes de la Nación”.
Los portales de la época hablaban de terrorismo en La Plata, y de una bomba que sacudió la sede de la AMIA.
Por su parte, el entonces arzobispo de la ciudad, monseñor Antonio José Plaza afirmó a través de un comunicado que “ante al atentado cometido hago llegar a Ud y a sus asociados, las expresiones de mi solidaridad, agradeciendo a Dios que no haya habido desgracias irreparables. La Iglesia no aprueba la violencia y desea para la comunidad argentina sin distingo alguno la paz que es fruto de la justicia y el entendimiento fraterno que proviene del diálogo sincero”.
Los responsables sin juicio ni castigo
Un año después poco se sabía de los criminales, y en los diarios de la época señalaban que “según pudo saberse de manera extraoficial es que se había logrado comprobar la responsabilidad de un grupo de militares quiénes mantuvieron reuniones secretas con dirigentes de extrema derecha”.
Los 11 implicados en los atentados fueron sometidos a un Consejo de Guerra, que dio a conocer su fallo el 21 de diciembre de 1971.
Y al recibir las condenas, todos los integrantes del grupo anunciaron que apelarían, pero un día más tarde cambiaron de opinión, después de llegar a un acuerdo secreto. A los pocos días, el comandante en jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse, les sustituyó las penas, todos fueron reincorporados y siguieron en actividad.
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