La decadencia del establecimiento quedó expuesta después de que un grupo de exdocentes, preocupados por la actualidad y el devenir de la institución, pidiera permiso para ingresar a corroborar el estado del lugar y tomar fotos.
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Las postales que obtuvieron son realmente desoladoras: bancos y mesas destruidos, baños clausurados, salones y pasillos sin revestimiento en techos, pérdidas de agua y un gimnasio con restos inundaciones son solo alguno de los daños que pueden verse a simple vista.
“Cuando pasé y vi la escuela me agarró un dolor en el alma increíble”, expresó Graciela Pérsico, quien fue profesora y directora del colegio hasta el 2012. “Desde mi dolor, empecé a juntar compañeros y excompañeros jubilados como yo y ahora aparecieron exalumnos”, agregó en diálogo con INFOCIELO.
“Queremos que se sepa, porque los pibes, pobrecitos, van dos horas a la mañana y dos a la tarde porque no hay baños, y los tres últimos días estuvieron sin clases porque no tenían agua”, agregó.
Conocido como “el Belgrano” o “la Media 1”, el colegio solía preparar alumnos en comercio. Durante la década del 90, sus aulas recibían estudiantes de intercambio cultural de diferentes países del mundo y estaban tan colmadas de adolescentes que incluso había lista de espera.
“Estamos jubilados, pero somos educadores y elegimos ser parte del espíritu de esa escuela en particular porque vemos que durante los últimos años el edificio no tiene el mínimo mantenimiento, lo que nos provoca una enorme tristeza y dolor”, recalcó a través de un comunicado el colectivo que hoy lucha por recuperar el establecimiento.
“Hay agua que cae, pero no agua potable”
Entre las fallas que encontraron los exalumnos y docentes una llamó especialmente su atención: el derrame de aguas servidas en dependencias de uso cotidiano.
“El problema fundamental está en los tanques, se ha roto el sistema y el agua está brotando por los techos desde hace un montón. Eso fue filtrando por el techo del segundo piso (por eso los salones llenos de agua con vidrios rotos y ventanas pudriéndose), y ahora está llegando al primer piso”, destacó Graciela.
La primera visita que la mujer y una colega hicieron al lugar fue en octubre. Luego, la dupla regresó con un grupo más numeroso hace cerca de tres semanas y tomó las imágenes que hoy generan tristeza e indignación en toda la comunidad educativa.
“Es imposible dar clases; hay verdín de cinco centímetros mezclado con porquerías“, dijo la profesora, haciendo referencia especialmente al sector del gimnasio. “Era una maravilla, tiene incluso un ascensor que no se puede usar, rampa para personas con discapacidad, era una escuela pensada para la inclusión”, rememoró.
Lejos de ser una institución centenaria, el colegio no llega a los 30 años. “Es relativamente nuevo”, explicó la mujer, quien contó además que, ni bien se retomaron las clases presenciales post pandemia, “no se podía abrir porque era imposible”. “Hay agua que cae, pero no agua potable”, remarcó.
Si bien luego de que padres hicieran manifestaciones y el grupo diera a conocer la problemática, autoridades se acercaron al lugar para realizar ciertos arreglos temporales (especialmente vinculados al agua) y anunciaron obras para solucionar el problema, todavía no hay certezas sobre cuándo se iniciarán los arreglos.
“La pandemia es solo un emergente en el devenir de la falta de clases en el Belgrano, el obviar que la educación es un derecho de los niños jóvenes y adolescentes y un deber que el estado argentino detenta por Constitución y ley de educación de la provincia de Buenos Aires es el permanente y urgente a tratar”, expresó el grupo que brega por el recupero del colegio.
“Deseamos que no sea solo historia; deseamos que los jóvenes tengan un título real y no de fantasía. Pero para poder cumplir este deseo, el primer paso es recuperar el espacio pedagógico que es la escuela, que solo con un presupuesto adecuado para arreglar desde los cimientos el edificio podrá cumplirse”, cerró.
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