Bien podríamos decir que fue un dos de dos. En los últimos dos encuentros, los errores de Domínguez para armar el equipo tuvieron una influencia directa en lo mal que jugó Estudiantes en las derrotas ante River y Central Córdoba.
Porque como sucedió hace unos días en el norte del país, Domínguez armó un equipo insólito y antes de los 15 el equipo ya perdía 2 a 0. Aquella vez fue con medio en el que Amondarain terminó jugado de volante izquierdo. Esta vez fue con Farias jugando de falso nueve, con Sosa en un ritmo menos, sin Medina ni Carrillo y con Castro deambulando por el mediocampo, casi jugando de tres bis.
Si bien es cierto que los jugadores tienen su cuota parte de responsabilidad, la falta de lucidez de Domínguez es elocuente. El deté no está acertando en los armados y el equipo pierde jugando mal, justo antes de los partidos más importantes del semestre.
Para colmo de males, el nivel individual de los jugadores deja mucho que desear. El equipo no responde y el técnico, de yapa, erra más de lo que acierta. Para colmo, de por medio viene la serie con Flamengo, donde el nivel mostrado por Estudiantes no genera ninguna confianza…