Era 2020, plena pandemia y con sólo 9 años, Ana Paula Rodríguez Núñez jugaba a ser música tocando un piano de cartón que ella misma había pintado. Hoy, tres años después, la oriunda de General Rodríguez disfruta su debut a sala llena en el Teatro Argentino y en el Centro Cultural Kirchner. Este es sólo el comienzo de una vertiginosa carrera que parece no tener techo.
La Real Academia Española define al término “prodigio” como “milagro, maravilla, extraordinario”. Tal vez hay que agregar “Ana Paula”, el nombre de la infante que con 12 años y tan solo 3 haciendo música, tocó el piano en la histórica Sala Alberto Ginastera y el Auditorio Nacional del CCK. Sin embargo, su relación con la música comenzó quizás desde su primer año de vida.
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En el estudio de INFOCIELO, contó sus inicios: “Cuando era chiquita, tenía un año y medio o no se cuánto, e iba a musicoterapia. Una profesora tocó esa melodía y mi mamá me contaba, estaba a upita. La chica tuvo que dejar de tocar porque decía que yo estaba llorando de emoción”.
Aquella semilla comenzó un proceso de germinación varios años después, cuando en el coro de niños del cual fue parte durante su estadía en el Calafate, aprovechaba la ausencia de su maestra para tocar notas inconexas en el piano: “Yo estaba en el Calafate, iba a un coro de niños. Un día, una maestra, trajo un teclado chiquito y a mi me llamaba la atención el sonido. Cuando ella se iba, yo iba al teclado y tocaba las notitas, sin saber cuáles eran“.
Ya en Buenos Aires y de forma inesperada, dio su primeros frutos: “Cuando yo tenía 9 años hice un piano de cartón, entonces mis padres decidieron comprar uno de cuatro octavas. A los 5 minutos comencé a tocar “Para Elisa” -icónica canción de Beethoven-. No escuchaba música clásica, pero una vez estaba en el Calafate, una chica tocó Para Elisa, y cuando me compraron el piano, yo empecé a tocar el piano esa canción, así, de oído”.
A los 15 días, Ana Paula tocaba en el piano piezas históricas que lograba sacar de oído, como el histórico Canon en re mayor de Pachebel. Todo ello, Ana Paula y su familia comenzaron a capitalizarlo rápidamente: ensayos diarios de 4 horas con diferentes docentes y a veces, a varios kilómetros de distancia; clases escolares en el hogar con profesores particulares pero sobre todo, mucha dedicación.
Estado presente y la importancia de estar bien rodeada
Un teclado, un piano vertical y un piano de cola fueron los instrumentos que pasaron por las habilidosas manos de Ana Paula. Sin embargo, para su familia y cualquier familia promedio de Argentina, los instrumentos de esta escala son muy difíciles de pagar. A lo largo de estos tres años, la familia recibió ayuda y compañía de diversos actores: profesores, dueños de casas de piano y hasta el mismísimo intendente de la localidad bonaerense.
“Vimos una casa de piano: Casa Forte. Lionel, el vendedor de pianos, me dijo que toque todo, se emocionó y me regaló el piano. Habíamos vendido el otro, vendimos otras cosas para comprar el piano y al final me lo regaló. Ahí comencé a estudiar con Santiago Rosso y Sebastián Colombo. Ahora me dieron el piano de cola”.
Además de los instrumentos, había algo más por resolver: ir a los ensayos lejos de General Rodríguez, distribuidos en la Provincia: “Mi papá me llevan a los ensayos pero el problema era el combustible“, expresó Ana en el estudio de INFOCIELO.
Y entonces, ocurrió lo inesperado: “En General Rodríguez vino Mauro García, el intendente. Yo voy a una orquesta juvenil infanto que se llama Orquesta Bicentenario de General Rodríguez. Mauro me escuchó, me felicitaron. Entonces vinieron a casa y charlamos, toque unas piezas y querían darme dinero para ir a la plata más rápido“.
Antes de terminar la entrevista, Ana sabe quiénes están detrás; su papá, su mamá y su hermano Fidel: “Les agradezco mucho por también porque me hicieron hacer las clases acá, o tocar en el teatro. me ayudaron un montón, los quiero mucho a ellos“.
Su increíble debut
Junto a su peluche Innominato, el 18 de noviembre en la Sala Alberto Ginastera, Ana Paula Rodríguez Núñez tuvo su gran debut. “Me temblaban las piernas y estaba nerviosa. cuando empecé a tocar me relajé. Me aplaudieron un montón. Con Horacio Lavandera, hicimos un bis de Mozart a cuatro manos, me encantó, nos divertimos un montón”, expresó la joven prodigio de 12 años.
El 25 de noviembre, Ana tocó en el CCK y el próximo 7 de diciembre, se presentará en el Teatro Argentino, pero en la icónica sala Ástor Piazzolla. Escucha cómo relata la infante su sorpresa y felicidad:
La naturalidad de lo increíble: “Me parece normal el talento que yo tengo”
Ana Paula, más allá de su increíble talento, también hace actividades de una joven de 12 años: “Dibujo, hago historietas, a veces leo, me gusta leer. Los sábados hacemos pijamada con mi hermano y mis padres y hacemos papas fritas”.
Sin embargo, ante la recurrente pregunta de “¿vos te das cuenta de tu talento? ¿Lo dimensionas?”, Ana respondió: “No me doy cuenta que tengo un talento mayor, me parece normal el talento que yo tengo. Por ahí las personas me dicen que tengo mucho talento pero para mi es normal”.
Y con un futuro sin techo, Ana compone y, al igual que su talento con el piano, lo naturaliza: “Amo mucho el piano, me gustan mucho las composiciones. Como es algo normal tocar el piano, para mi es algo normal componer“.
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