En una entrevista a Juli Poggio, la ex integrante de Gran Hermano y hoy viviendo un presente como mediática, modelo e influencer, mencionó a Pampita, y emergió además de admiración y afecto, un modelo de conducta financiera muy concreto. Juli contó que Pampita le dijo, en una alfombra roja: “Trata de no gastar plata en carteras, ni ropa… ahorren para comprar su primer departamento.”
Esa frase, lejos de parecer ser un cliché de frase de abuela, encarna lo que algunos calificaron en redes como la “cultura Griguol” aplicada al mundo del espectáculo.
Carlos Timoteo Griguol, el histórico técnico de Gimnasia, Ferro y River, no solo enseñaba fútbol: formaba personas. Era de esos tipos que te decían que antes de comprarte el auto, compres la casa. Que ahorres. Que pienses en tu futuro. Que no se te vaya todo el sueldo en zapatillas o relojes.
Griguol arengaba a sus jugadores como un padre sabio: “Primero la casa, después el coche.” Les revisaba las notas, los aconsejaba sobre la vida, los retaba si gastaban de más. No quería cracks de fin de semana, sino tipos que estuvieran bien parados en la vida.
Y ahí entra Pampita, con la misma lógica pero sin silbato. La modelo que se reinventó mil veces, que supo bancarse la exposición y que sigue siendo una de las pocas celebridades que pueden decir: “lo mío fue a base de laburo.
De ídolos reales y consejos que valen oro
Juli Poggio, por su parte, habló de Carolina Ardohain con la emoción genuina de quien conoció a su ídola y descubrió que no hay trampa. “Es tal cual como se muestra”, dijo. En esta época de filtros y marketing emocional, encontrar coherencia es casi un milagro.
Y que Pampita —una figura que siempre brilló sin escándalos desbordantes ni dramas prestados— te diga que pienses en el techo propio antes que en la cartera de moda, es casi revolucionario.
Por eso, esa comparación con Griguol pega justo en el centro del pecho (metáfora literal para hablar del maestro cordobés): ambos, desde mundos distintos, representan una ética del esfuerzo, la previsión y la humildad elegante. Uno en la cancha, la otra en la pasarela.
El “viejo” les pedía que estudiaran, que invirtieran bien su dinero y que no lo malgastaran en cosas que solo dieran brillo momentáneo.Se preocupaba por el bienestar integral: que los menores aprobaran materias escolares, que no vivieran tras el auto nuevo antes de tener una base estable.
Pampita, a diferencia del inolvidable maestro, no grita goles, pero deja similares lecciones. Y Juli Poggio, con su primer departamento en mano, demuestra que escuchó bien. Porque sí, quizás la farándula también necesitaba su Griguol y “Pampita”, como alguna vez su homónimo masculino “Sosa” o el “Guli”, aprendieron la lección y se dedican a transmitirla a las nuevas generaciones.