El video dura apenas unos segundos, pero bastó para encender las redes. En él se ve una mesa inmensa, brillante, casi intimidante, entrando al hogar de Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, quien únicamente atina a decir “Uhhh, está buenísima“.
No es cualquier mesa: está hecha de madera noble y resina epoxi, con las tres estrellas de los campeonatos mundiales de la Argentina y una réplica dorada de la Copa del Mundo en su centro, como si el trofeo descansara sobre un altar doméstico.
La pieza fue diseñada por Aureo Diseños, un taller que se especializa en muebles personalizados de alta gama. En sus redes la presentaron con orgullo: “Mesa campeona para @chiquitapia”, escribieron, acompañando el posteo con emojis dorados y música épica.
No hacía falta más. Internet hizo el resto: memes, comparaciones y comentarios sobre la opulencia del objeto y su evidente peso simbólico (y material).
El lujo del poder
La mesa mide más de cuatro metros y, según los precios habituales del taller, podría valer varios millones de pesos. No hay confirmación oficial del costo, claro, pero los materiales —maderas importadas, resinas de alto brillo, terminaciones de lujo— lo vuelven todo, menos un objeto de precio popular.
Los usuarios en redes compararon la estética con la de ciertos “escenarios cinematográficos”, con brillos que no remiten precisamente a un club de barrio. “Una mesa para comer con la FIFA”, ironizó un usuario de X; otro remató: “faltan los tronos y Pablo Escobar”.
Tapia no comentó nada más allá de su sorpresa al quitarle el mantel que la cubría y observar los detalles, pero el silencio no hizo más que amplificar el espectáculo.
Porque en el país del mundo en donde el fútbol es parte del patrimonio emocional colectivo, el gesto de convertir la Copa y las tres estrellas en una pieza decorativa privada dice mucho más que un discurso.
Y además en época de “sinceramientos”, ajustes, deuda y discursos austeros, la mesa de Tapia se impone como metáfora perfecta: un mueble que dice todo.
Mientras tanto, en las tribunas virtuales del país, los hinchas comentan con ironía y algo de incredulidad. Y quizá tengan razón: no todas las copas unicamente se levantan, algunas también se amueblan en mesas gigantes.

