Como si las temperaturas bajas, el viento y las lluvias intermitentes no fueran suficientes para decepcionar a los turistas durante la temporada, las tapiocas volvieron a invadir las playas de Pinamar esta mañana.
Según explicó el guardavidas del parador Boutique, Emmanuel Cabrera, las casi imperceptibles aguavivas llegaron junto al viento noreste. “Las vemos hace por lo menos cuatro años, cada vez son más”, aseguró.
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Para alertar a los veraneantes antes de que se aproximen al mar, en el balneario flamea una bandera estampada con la imagen de estos animales, diseñada por Mauro, el hijo de 10 años de su colega Federico Ávila. “Cuando hay muchas se sienten al pasar las manos por el agua, pero no se ven”, advirtió el rescatista.
Y aclaró que si bien producen un poco de picor y escozor en los párpados, las axilas y todas las zonas blandas, una ducha fría y diez minutos de espera bastan para acabar con los molestos síntomas.
“Cuando era más desconocido pensaban hasta que había algo químico en el mar, la gente se sentía un poco descolocada”, contó Emmanuel, y aseguró que hacia la tarde-noche se espera la llegada de viento sur, “que es el que limpia y deja el mar mucho más verde”.
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