Es de Ramos Mejía. Pisando los 40 años siente que la pandemia de Coronavirus lo dejó en la calle y decidió encarar su problema legalmente. Conoció por casualidad a un abogado de un estudio internacional que le propuso hacer una demanda contra China, el gigante país asiático en donde comenzó el coronavirus, y él ya comenzó la acción judicial pidiendo 200 mil dólares a cambio de los problemas que le provocó contagiarse y verse perjudicado laboralmente.
Matías Bergalli tiene 4 hijos y su mayor fundamento para la demanda a China es que es el único sustento de su hogar.
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Trabajaba de mozo en un hotel céntrico de la Capital Federal y tuvo que reinventarse como chofer de Uber cuando el hotel cerró por el coronavirus.
Luego Matías lo contrajo, y allí se desesperó, no solo porque le “pegó” muy fuerte la enfermedad sino porque además tocó fondo económicamente.
Sus deudas se multiplicaron.
VIO LA LUZ
Tras un encuentro fortuito con un abogado mientras manejaba un Uber, tuvo una especie de revelación que lo llevó a pensar: “Mi vida cambió completamente, se tienen que hacer cargo”, en referencia a China y a los gobernantes chinos.
“Me contagié a mediados de marzo de este año, supuestamente por mi sobrino ya que su maestra era asintomática y seguía dando clases como si nada pasara”, fue lo que expresó quejándose implícitamente de la obstinación del gobierno porteño en mantener estrictamente la presencialidad en las escuelas, tan cuestionada en aquellos meses.
Matías estuvo 16 días en cama con dolor de cabeza y cuerpo. Tosía, le faltaba el aire, estaba confundido y eso lo llevó a una depresión sobre todo, según refiere, por no poder ver a sus hijos.
Con estas trágicas palabras lo contó él a un medio porteño: “Estaba preso en mi propia casa, a lo que se sumaba la ansiedad generada por el confinamiento del coronavirus y la incertidumbre de quién iba a mantener a mi familia porque yo no podía salir a trabajar”.
Empezó a acumular deudas y se atrasó con la cuota del auto, que había sacado para poder trabajar de chofer de su propio vehículo. Bergalli señaló: “en unos pocos días el Coronavirus me cambió la vida por completo y alguien se tiene que hacer cargo porque la pandemia era evitable”, dijo sin explicar de que manera se podía esquivar, pero muy seguro de ser víctima de culpas superiores.
Según sus cálculos, en todo ese tiempo de inactividad entre los días enfermo y los que no podía trabajar por no tener aún habilitación para conducir, se privó de ganar $180 mil pesos ya que, según expresó, solía trabajar unas 16 horas por día, y el cálculo le dio esa cifra.
Fue por eso que decidió bajarse la app de Uber y probar con los viajes.
En esa instancia fue que sintió que vio la luz. Como una especie de epifanía.
EL ABOGADO QUE LO LLENÓ DE SUEÑOS
“A mi primer pasajero no me lo voy a olvidar nunca más. Dios te pone a determinadas personas en tu camino en el momento indicado y a mí me mandó a Patricio”, narra con pasión.
Ese hombre es Patricio Poplavsky, CEO y fundador de Poplavsky International Law Offices, un bufete de abogados especializados en distintas ramas del derecho internacional que actualmente representa a 3.000 damnificados por COVID-19 en todo el mundo.
“Lo levanté en el centro porteño y como justo nos agarró una movilización el tránsito estaba cortado y tuvimos un montón de tiempo para charlar. Le conté sobre mi historia, se ve que le caí bien, nos intercambiamos los teléfonos y me siguió llamando para hacer otros viajes”. A partir de ese viaje nació una amistad con el letrado y ahora lo representa legalmente, según el mismo refiere.
Ese abogado explica que “Del total de los casos presentados ante la justicia, el 70% pertenece a personas que padecieron COVID y se recuperaron totalmente, el 10% quedó con secuelas luego de transitar la enfermedad y el 20% a familiares de víctimas fatales”.
La denuncia es contra la República Popular China, y apunta ni más ni menos que al presidente Xi Jinping y su Gabinete de Gobierno.
Pero no termina allí. También va contra la Organización Mundial de la Salud, y menciona a su Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, por violación a la Declaración Universal de Derechos Humanos en sus artículos tercero, que se refiere al derecho a la vida, y quinto, al derecho a la integridad personal.
EL ESTUDIO BUSCA MÁS CLIENTES
Poplavsky, quien fue el que se mostró más interesado de exponer el caso de la demanda del trabajador bonaerense Matías Bergalli, hizo hincapié en que estas exigencias expresan “daños materiales”, como la pérdida de ingresos, gastos médicos y los gastos de la víctima ante el encubrimiento de las autoridades o la falta de investigación; y “daños morales”, como estar aislado y alejado de seres queridos, con el padecimiento de miedo, sufrimiento, ansiedad, angustia, humillación, degradación, y la inculcación de sentimientos de inferioridad, inseguridad, frustración e impotencia a raíz del contagio.
El estudio llamado “Poplavsky International Law Offices” promociona que los familiares de las víctimas fallecidas por coronavirus si realizan la demanda a China podrían cobrar aproximadamente US$ 1.000.000; entre USD 500.000 a USD 700.000 a las personas que estuvieron internadas o con mayores complicaciones, y USD 200.000 para los afectados que transcurrieron la enfermedad con síntomas más leves, como es el caso de Matías Bergalli.
Muchos, al igual que él, seguramente querrán aprovechar el sueño de ser recompensados por China a causa del coronavirus, y por lo que puede observar en este caso, algunos ya vieron la veta de poner el ojo en la demanda, como la luz al final del túnel.
¿Será gratis iniciar esa demanda? ¿Los abogados sólo cobrarán un porcentaje si se gana, o pedirán un dinero para llevar el reclamo a China?
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