Los barrios de Villa Elvira y Altos de San Lorenzo fueron de los más castigados durante aquella inundación del 2 de abril del 2013. Casas enteras quedaron bajo agua y gran cantidad de familias perdieron todo lo que tenían. A 10 años de aquella inundación histórica, compartimos 2 testimonios que dan cuenta de cómo lo vivieron sus vecinos.
Testimonio de Villa Elvira
Sandra Fernández y Jorge Dos Reiz, vecinos de Villa Elvira, recuerdan que aquel 2 de abril era un día normal. Mientras tomaban mates, empezó a llover demasiado fuerte. La vivienda aún se encontraba en construcción y habían invertido sus ahorros en materiales para poder terminarla. Les llamó la atención la intensidad de aquella lluvia y se acercaron a la vereda. En ese momento pudieron observar que la casa del frente, en 13 y 94, estaba cubierta de agua.
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La hermana de Jorge vivía detrás de ellos y fueron a comentarle lo que estaba ocurriendo. Siendo conscientes de que aquello no era una lluvia más, colocaron los colchones dentro de la bañadera y pusieron a resguardo los papeles más importantes. Sin embargo, como la casa tiene un desnivel, al bajar el escalón que separa la habitación de la cocina sus pies se mojaron, pues el agua ya se encontraba dentro de la vivienda.
Recuerdan que se quedaron sin luz y corrieron a la casa de adelante. Empezaron a levantar algunos muebles, pero en ese instante sintieron una explosión. El ruido fue la consecuencia de la presión de la cloaca que hizo que el inodoro saliera despedido.
El paredón también sufrió la presión del agua. La pared que delimitaba el terreno cedió, provocando que la corriente se llevara gran cantidad de sus pertenencias. Como estaban muy asustados por lo que estaba ocurriendo, se refugiaron en la iglesia “Fuerza de Juventud” y Jorge con una canoa decidió regresar para ayudar a unos vecinos que habían quedado atrapados.
Luego de ponerlos a salvo, se la prestó a unos jóvenes que la necesitaban para rescatar a una familia de 12 y 93. Como la corriente era tan fuerte, lograron rescatar a las personas, pero no la canoa. Relatan que a las horas pudieron regresar a su casa y al medir observaron que el agua subió más de un metro. La pérdida que más lamentan, son los materiales que habían comprado para poder terminar de construir.
Testimonio de Altos de San Lorenzo
La historia de Luis Martínez tiene lugar en la calle 16 e/ 79 y 80. Él, al igual que muchos vecinos de la ciudad, recuerda que el 2 de abril de 2013 le tocó vivir “una gran tragedia”.
Cuando todo comenzó se encontraba disfrutando del feriado, mientras miraba una película junto a su familia. En aquella fecha el Arroyo Maldonado, que pasa frente a su casa, aún no estaba entubado. En ese momento escucha el grito de su padre, quien también es su vecino, que anunciaba que el arroyo se estaba desbordando.
Recordando aquella noche explica: “En cuestión de minutos el agua empezó a entrar a nuestras viviendas. Empezamos a poner los electrodomésticos, la ropa y la mercadería arriba de la mesa y camas, donde pensamos que el agua no iba a llegar”. A continuación agrega: “Armábamos bolsitas de arena para que nos ayudará a parar un poco el agua y que no entrara tanto a mi casa, pero nada la frenaba. Era mucha la que venía de las calles más altas del barrio y desembocaban en el arroyo”.
Luis, junto a su familia, debió tomar una decisión rápida, pues su hijo se encontraba en la vivienda. Como el agua no paraba de subir, lo cargó sobre sus hombros y se encaminó buscando un lugar que tuviera mayor altura. En ese momento se encontró con un vecino que estaba en una situación similar y ambos acordaron que lo mejor era llevar a los niños a la casa de un pariente que vivía cerca de la de ellos, pero en un tercer piso.
Al regresar a su vivienda, donde se había quedado su esposa, el agua les llegaba a la cintura. Como observaron que ya ingresaba por la ventana y se había cortado la luz, decidieron que lo mejor era salir de ahí porque ya no se podía hacer más nada.
Pasaron la noche en el mismo lugar que su hijo y recuerda que no pudo dormir pensando en lo que habían vivido. Al amanecer regresaron y fue en ese momento que se dieron cuenta que la pesadilla recién comenzaba: “Es inexplicable lo que uno siente al ver que perdiste todo lo que tanto te costó conseguir”.
La marca que dejó el agua casi llegó a los dos metros y no pudieron salvar nada. No solo perdieron todo sino que, tanto el interior como el patio, estaban desbastados y había muchísimo barro. Les llevó 4 días poder tirar todo lo que tenían y limpiar la casa.
Para finalizar, Luis reflexiona: “Fue un golpe del cual nos costó muchísimo levantarnos y que deseo jamás volver a vivir”.
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