Se trata de un choque frontal: ciencia contra pseudociencia. Y el gobierno de Jorge Macri parece haber tomado partido… Hasta ahora al menos. El Planetario Galileo Galilei, símbolo de la divulgación astronómica en Buenos Aires, se convirtió en el epicentro de una inesperada polémica.
La Asociación Argentina de Astronomía (AAA) envió una carta formal al Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires para exigir la cancelación inmediata de la presentación del nuevo libro de Ludovica Squirru, prevista para este sábado.
En el documento, firmado por su presidenta Mariana Orellana, la entidad expresó su “enorme preocupación y categórico rechazo” al evento, al que calificó como “un agravio, un retroceso y una deshonra” para una institución cuya misión es difundir el conocimiento científico.
La AAA destacó que el Planetario es el “decano de los planetarios argentinos” y un faro de la alfabetización científica, por lo que no puede prestarse a “difuminar las fronteras entre el conocimiento riguroso y las creencias sin fundamento”.
El repudio se amplificó en redes
El reclamo no quedó solo en la carta institucional. Astrónomos y divulgadores se sumaron al debate en redes sociales, cuestionando con dureza el aval oficial a una actividad de astrología en el Planetario.
El astrónomo Patricio Zain fue categórico en su mensaje publicado en X: “Los astrónomos argentinos pedimos la cancelación de la charla de Ludovica Squirru en el @planetarioBA”. Su publicación fue ampliamente replicada y celebrada por colegas.
La periodista científica Nora Bär, referente en la divulgación de la ciencia en medios gráficos y radiales, se mostró irónica e indignada: “¡Horóscopo en el Planetario, donde, además de su programa habitual, podíamos ir a escuchar a físicos y astrónomos superlativos! Qué bochorno…”. La frase sintetizó el malestar que atraviesa a buena parte de la comunidad científica.
Planetario en disputa
El contraste es evidente: de un lado, los astrónomos defienden el rigor académico y la función educativa del Planetario como bastión científico. Del otro, Ludovica Squirru, la astróloga más mediática del país, con una carrera sostenida en libros, conferencias y presencia cultural.
Para los científicos, habilitar su presentación en el Galileo Galilei equivale a legitimar una pseudociencia; para los seguidores de Squirru, en cambio, es un reconocimiento cultural a una figura instalada en el imaginario popular.
La carta enviada por la AAA advierte que el uso del Planetario para astrología supone un retroceso en educación y un golpe a la credibilidad de la institución. Y cierra con un pedido concreto a la ministra de Cultura, Gabriela Ricardes: que intervenga para cancelar el evento y “honre el compromiso del Ministerio con la cultura científica”.
Lo que parecía un simple lanzamiento editorial derivó en un choque frontal: astrónomos contra astrología, ciencia contra creencia, rigor contra espectáculo. La decisión final quedará en manos del gobierno porteño, que ya autorizó y ahora deberá definir si el Planetario se mantiene como un bastión científico o si abre una grieta cultural que los astrónomos sostienen es una amenaza y una deshonra a su trayectoria.