“Alguna vez me preguntaron cómo era estar con Maradona en Napoli y yo dije sería como estar en una pelopincho con un tiburón adentro”, bromeó Fernando El Profe Signorini, que fue entrenador personal del 10 de 1983 a 1994 y, además, un pilar fundamental.
En diálogo con Marcela Feudale en el ciclo Bonaherencia, el entrenador y también autor del libro Diego, desde adentro recordó una de las épocas doradas de Diego Armando Maradona y diferenció a “Diego” del “personaje de Maradona”: “A Diego lo quise, a Maradona nada”.
“Maradona incomodaba al poder”
A sus 75 años, el reconocido entrenador, docente y escritor oriundo de Lincoln recordó cómo acompañó a Maradona durante gran parte de su carrera, no sólo en lo físico.

Fue así que Signorini reflexionó en torno a esa diferenciación entre “Diego” y “Maradona”: “Fue el personaje que él se tuvo que inventar para estar a la altura de todo lo que la sociedad le reclamaba. Muchos de los cuales cuando él estaba en Fiorito, no solamente lo ignoraban sino que lo despreciaban. Sobre todo a gente del poder”.
En este sentido, El Profe agregó que el 10: “Sabía cómo, cuándo, dónde, y a quién. Tenía sobradas razones, desde sus inicios en Villa Fiorito, para ser rebelde”.
“Era instinto puro, era talento, esos chicos que no nacen para ser explicados”
En junio de este año Signorini fue destacado como Personalidad Destacada en el ámbito del Deporte en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin embargo, su acompañamiento a los jugadores no solamente era como entrenador físico. Ya que según él “al músculo lo prepara cualquiera”.
De acuerdo a Signorini, “entrenar a Diego Maradona para jugar al fútbol era como entrenar a un gato para cazar ratones”.
En este sentido, El Profe sostuvo que lo del astro del fútbol: “Era instinto puro, era talento, esos chicos que no nacen para ser explicados. Salvo que uno sea muy vanidoso, muy estúpido, y se crea que tiene algo que ver con los logros que ellos tuvieron”.

Según Signorini, Maradona era un genio y no se lo puede comparar: “Para comparar tendrían que haber jugado el mismo partido, contra los mismos jugadores, en las mismas condiciones… Uno puede decir quién me gusta más, pero quién es el mejor es una debilidad de carácter o un juego del periodismo que se la pasan hablando y cuando llegan a una conclusión no sirve para nada”.

