Como cada 28 de mayo, este viernes se celebra el día mundial de la higiene menstrual para concientizar sobre la salud integral de las mujeres y hablar sobre un tema que, aunque a muchas les sorprenda, continúa siendo un tabú en la sociedad. Desde las publicidades que “disfrazan” la menstruación hasta la desigualdad que abunda en el acceso a los productos de higiene y gestión menstrual, a muchas personas les cuesta aún hablar sobre un proceso fisiológico que atraviesan todas las mujeres durante la mayor parte de su vida. Y entonces, a lo largo de la historia se lo ha “rebautizado” de las formas más insólitas.
“La regla”, “el asunto”, “Andrés”, “esos días”, son sólo algunas de todas las formas que se usaron y se utilizan todavía para nombrar sin nombrar a la menstruación. Aunque el mundo de la publicidad comienza a aggiornarse a los cambios culturales que principalmente instalaron los movimientos de mujeres a nivel mundial, aún falta mucho camino por recorrer y son muchas las marcas que siguen sin nombrar al período menstrual femenino.
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En Argentina y el resto de latinoamérica, aún es recordada la publicidad de toallitas femeninas que reflejaba este tabú. En ella, la protagonista del spot publicitario hacía un gesto con las manos y nombraba el producto como “las entradas”. “¿Trajiste las entradas?”, le preguntaba una joven a su amiga, para no tener que nombrar a las toallitas que la marca vendía.
Pero además, el tabú logró que ni siquiera se muestre la sangre en las publicidades: hasta hace poco, cuando algunas marcas decidieron cambiar esa costumbre, el líquido que manchaba los tampones y toallitas higiénicas era azul. Sangre azul, para que “no de asco”, como si la sangre fuera algo digno de ser escondido y la menstruación fuera, ni más ni menos, algo avergonzante.
Así fue que, en una sociedad que aún lucha por encaminarse hacia la igualdad de género y por el acceso gratuito a los productos de gestión menstrual para todas las mujeres, este tabú se instaló generando vergüenza y profundizando la desigualdad, ya que “un tema del que no se habla, no existe” y las políticas públicas para priorizar la salud integral de las mujeres quedaron, históricamente, olvidadas.
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