Entre otras cuestiones, Argentina se destaca en todo el mundo por la excelencia de su bebida nacional: el vino. Cada 24 de noviembre se celebra su día, con el objetivo de homenajear e impulsar la producción vitinícola. A lo largo y ancho del territorio nacional, se despliegan más de 230.000 hectáreas cultivadas con vid. Sin embargo, la sanción de una ley prohibió la producción de vinos en la provincia de Buenos Aires por más de seis décadas.
El Día Nacional del Vino Argentino busca difundir las características culturales que implica la producción, elaboración y consumo del vino, junto con las tradiciones que atraviesan el proceso. Esta fecha se estableció en 2010, cuando se firmó el Decreto 1800, que lo declaró bebida nacional de la Argentina. Luego, en 2013 se sancionó la Ley Nº 26.870 que lo reafirma. Argentina es el único país vitinícola en el mundo que declaró a su vino como bebida nacional.
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Para saber en qué momento se creo el vino argentino, es necesario remontarse al 1551, cuando el presbítero Juan Cedrón plantó en la provincia de Santiago del Estero las primeras cepas de uva moscatel y “uva país”, procedentes de España. Según se conoce, la expansión de su cultivo siguió de la mano de los jesuitas y hacia 1598 había viñedos en Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Misiones.
Hasta la década de 1930, la provincia de Buenos Aires llegó a ser la cuarta en producción de vid en todo el país. En aquellos años, los inmigrantes italianos y españoles trajeron desde sus tierras la cultura vitivinícola e implantaron los primeros viñedos.
A pesar de esto, la Ley Nacional del Vino N°12.137 torció la historia de la producción vitinícola bonaerense. El entonces presidente de la Nación, Agustín P. Justo, impulsó esta normativa que prohibió toda comercialización del vino procedente de cualquier región que no fuera Cuyo y las provincias cordilleranas del norte. Esta ley surgió como una errónea solución al golpe que sufría la economía tras la gran depresión de los años 30 y que afectó a las actividades productivas regionales.
Tuvieron que pasar 63 años para que aquella ley fuese derogada y, lentamente, la provincia de Buenos Aires se lanzó nuevamente como productora de vinos. Gracias al cambio de legislación, el territorio bonaerense comenzó a poblarse de bodegas.
En el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, que se caracteriza por los vientos oceánicos y continentales, se destacan el desarrollo de cepas malbec, pinot noir, cabernet franc, tempranillo, cabernet sauvignon, tannat, merlot, sauvignon blanc y chardonnay.
La variedad de uvas predominantes en el centro bonaerense son carmenere, cabernet franc, merlot, syrah, pinot noir, chardonnay, sauvignon blanc y sémillon. Aquí los vinos adquieren las características de las sierras de Tandilia y los vientos del Atlántico.
En la región norte, se pueden degustar las uvas tannat, syrah, pinot noir, marselan sauvignon blanc, chardonnay y la uva vitis labrusca, en sus variedades isabella y niagara, que crecen en la ribera berissense.
Dónde visitar bodegas de la provincia de Buenos Aires:
- AlEste en Villarino.
- Cordón Blanco en Tandil.
- Saldungaray en Tornquist.
- Ital Malal en Saavedra.
- Costa y Pampa en General Pueyrredón.
- Trapiche Chapadmalal en General Pueyrredón.
- La Catalina en Coronel Pringles.
- Myl Colores en Coronel Pringles.
- Finca Don Atilio en Cañuelas.
- Bodega Gamboa en Campana.
- Cooperativa de la Costa de Berisso.
- Las Antípodas en Junín.
- Cercano Sur en Coronel Suárez.
- La Blanqueada en Las Flores.
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