Mauricio Macri se expresó públicamente luego de la segunda reunión que mantuvo con Javier Milei en la Quinta de Olivos. A través de un mensaje publicado en la red X, el titular del PRO calificó el encuentro como “muy bueno” y afirmó que confía “en que después de las elecciones el Gobierno iniciará una etapa de cambios orientados a realizar reformas estructurales importantes”.
La declaración llegó casi 24 horas después de que el propio Milei definiera la cumbre como “muy fructífera” y asegurara que ambos habían acordado “trabajar en conjunto a partir del 27 de octubre para construir los consensos necesarios que permitan avanzar en las reformas estructurales que necesita nuestro país”.
Aunque ambos coincidieron en destacar el diálogo, el tono de Macri fue más prudente y menos comprometido. El exmandatario evitó confirmar un trabajo conjunto, y prefirió remarcar su expectativa de que “los que queremos un cambio nos podamos unir para llevar adelante desde el Congreso las transformaciones que el país necesita”.
Diferencias de tono y lectura política
El contraste entre las declaraciones del primer mandatario y del expresidente abrió distintas interpretaciones en el plano político. Mientras Milei planteó un acuerdo explícito a futuro, Macri se limitó a expresar un deseo de unidad sin precisar una estrategia común.
En la práctica, sus palabras parecen dejar abierta la posibilidad de colaboración, pero sin asumir compromisos concretos, en un contexto donde el Gobierno atraviesa tensiones internas y necesita reconstruir puentes de diálogo. Además, Macri hizo hincapié en la necesidad de “cambios importantes” y un “compromiso con la agenda real”.
Fuentes cercanas al PRO señalaron que el mensaje de Macri apunta a mantener la interlocución con el Ejecutivo, pero también a marcar independencia respecto del rumbo libertario. “No se trata de cogobernar, sino de ayudar a estabilizar el país desde una posición institucional”, afirmaron.
Un vínculo estratégico en medio de la crisis
El segundo encuentro entre Milei y Macri en menos de una semana se produjo en medio de un escenario de fuerte vulnerabilidad política para el oficialismo. En los últimos días, el Presidente sufrió tres reveses consecutivos en el Congreso, con el rechazo de sus vetos a las leyes de emergencia pediátrica, discapacidad y financiamiento universitario.
Además, la gestión enfrenta cuestionamientos por presuntos casos de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) y por los vínculos entre los dirigentes José Luis Espert y Machado. A esto se suma la presión cambiaria y financiera, que tensó las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y el Tesoro de Estados Unidos. En ese marco, la recomposición del vínculo con el PRO aparece como una pieza clave para sostener la gobernabilidad y garantizar respaldo legislativo en la etapa pos electoral.
Expectativas hacia el 27 de octubre
Tanto Milei como Macri hicieron referencia a un punto temporal en común: el día después de las elecciones legislativas del 26 de octubre. Mientras el Presidente aseguró que comenzará entonces “una nueva etapa de trabajo conjunto”, Macri eligió un registro más general, hablando de la necesidad de “una agenda real y metas a cumplir”.
Esa diferencia de énfasis marca, por ahora, el tono de la relación: cercanía política, pero sin alianza formal. La mirada del exmandatario se orienta a una posible recomposición de fuerzas dentro del Congreso, mientras el oficialismo busca ampliar su base de sustentación para impulsar las reformas estructurales pendientes.