Algunos recitales se recuerdan por los invitados de lujo, otros por la puesta en escena, pantallas, despliegue y luces, y después están los que se recuerdan por las señoras. Sí, tal cual, por las señoras. El show de Luck Ra en el estadio Vélez Sarsfield fue un bombazo de principio a fin: luces, fernet gigante, duetos con Nicki Nicole, Rusherking y hasta un cierre con Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar.
Pero nada, absolutamente nada, superó la aparición de un grupo de mujeres que, sin escenario ni coreógrafo, armaron una clase de zumba en medio del campo y se convirtieron en el fenómeno viral del fin de semana.
Cuando la alegría se vuelve coreografía
Todo empezó como una simple secuencia de baile: una se movió, otra la siguió, y de golpe eran una coreografía. En segundos, el campo de Vélez se transformó en un gimnasio al aire libre. Ni el DJ, ni las pantallas LED, ni el pobre de Luck Ra pudieron competir con ese despliegue de energía menopáusica, felicidad pura y pasos dignos de un sábado de enero en las playas del sur de Mar del Plata, por ejemplo.
El video, grabado por una espectadora (usuario @misabater en TikTok), se disparó como un papel picado digital: más de 400 mil visualizaciones en horas, 70 mil likes y un ejército de comentarios que fueron desde el amor hasta la rendición total. “La señora de las antenitas, te amo”, escribió alguien. Otro comentó: “De grande quiero ser como ellas”. La frase se repitió tanto que bien podría ser el nuevo mantra del bienestar argentino: vivir sin pudor y bailar sin culpa.
Lo genial del episodio no es solo el baile, sino la forma en que se infiltró en la cultura pop del momento. En un recital donde todos graban, todos posan y nadie se despeina, estas mujeres rompieron la cuarta pared del espectáculo: no fueron público, fueron protagonistas. Con un celular grabándolas y miles de desconocidos alentando alrededor, lograron lo que ni las marcas, ni las luces, ni los drones consiguen: un instante de humanidad no juvenil en medio del marketing.
El baile que se robó el show
No hubo filtros, ni vestuario, ni intención de “romperla”. Solo alegría contagiosa y una sincronía mágica que ni los productores del show podrían haber planeado. Quizás ahí está el secreto: la autenticidad sigue siendo el mejor efecto especial.
Hoy, mientras el algoritmo las convierte en meme, gif y sticker, esas señoras sin nombre ya entraron en la historia de los recitales virales. Y mientras Luck Ra celebra haber llenado Vélez, probablemente en alguna sobremesa alguien diga: “Sí, estuvo buenísimo, pero ¿viste las que bailaron zumba?”.
En esta Argentina, donde todo es un drama, un aporte narco o una grieta, todavía hay espacio para algo tan simple como un grupo de mujeres felices moviendo el esqueleto. Y eso, más que un momento viral, es una pequeña victoria colectiva.