Las leyes argentinas tienen ese no se que, viste. A veces llegan para quedarse, y aunque no tengan demasiado sustento en la realidad, hasta que la presión social no ejerce algún tipo de revulsión, todo conspira para que el “status quo” mantenga las cosas como están. Un ejemplo es que está prohibido el uso del cigarrillo electrónico o el “vapeo” que desde 2011 se mantiene proscripto expresamente en la ley argentina, y por esa circunstancia quienes gustan de esta ya añeja modalidad de consumo de vapor saborizado no pueden comprar sus insumos legalmente en ningún negocio, viéndose obligados a ser prácticamente tratados como ‘delincuentes’ por la regulación local.
Solamente 32 países en el mundo son los que no permiten su utilización y muchas son las hipótesis que vinculan a esta proscripción como puro fruto de las presiones de la industria tabacalera.
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UNA HABILIDAD QUE AQUÍ SERÍA ILEGAL
Hace poco comenzó a viralizarse un fragmento del formato de programa de búsqueda de talentos en Europa (podría ser de decenas de países en el mundo) en el que un joven práctica este llamativo arte, lanzando el vapor de su cigarrillo electrónico, o más usualmente llamado vaper, para generar formas exóticas y atractivas que despiertan la atención y provocan admiración en el público.
La habilidad del “Arte con vapor” ya sea con cigarrillo electrónico o “vaper” no podría ser realizado en Argentina porque su uso está prohibido
Esa magnífica invención, muy practicada por los que utilizan vaper, aunque no con tanto talento, sería ilegal en Argentina porque expresamente la normativa impide comprar cualquier tipo de insumos tales como el dispositivo electrónico (cigarrillo o vapeador), los atomizadores, y fundamentalmente los líquidos para hacerlo.
Ese impedimento legal no frena a los amantes de esta práctica para hacerse de esos elementos pero los obliga a pulular por lugares extraños, y a veces marginales igual o peor que si compraran estupefacientes.
Además la producción de esos líquidos no tiene ningún control estatal justamente por encontrarse prohibida por la ley, lo que hace más peligroso aún por la posibilidad de caer el manos de inescrupulosos que los fabriquen de modo casero sin medir consecuencias para la salud.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, los fabricantes de estos productos tienen a menudo a los niños y a los adolescentes como objetivo principal, con un abanico de aromas tentadores (el informe enumera 16.000 diferentes).
Por su parte la página argentina.gob.ar dice:
“Es importante recordar que los cigarrillos electrónicos están prohibidos en el mercado argentino desde el año 2011. La ANMAT a través de la disposición 3226/2011, que ratificó en un comunicado del año 2016, dispone que se prohíbe “la importación, distribución, comercialización y la publicidad o cualquier modalidad de promoción en todo el territorio nacional del sistema electrónico de administración de nicotina denominado “Cigarrillo Electrónico”, extendiéndose dicha prohibición a todo tipo de accesorio para dicho sistema o dispositivo, como asimismo a cartuchos conteniendo nicotina“.
Por lo tanto será imposible “regular” este tipo de consumo mientras esté “prohibido”, lo que empeora las chances de ejercer algún control de calidad de productos que (de hecho) se venden, de todos modos, en el territorio nacional.
Vale aclarar que si bien ni siquiera quienes producen y consumen el cigarrillo electrónico o el vaper afirman que sea sea inocuo, el tabaco con sus comprobados daños a la salud, muchísimos más profundos y añejos, sigue siendo legal y de fácil acceso hasta para menores de edad.
El Estado a través de su Agencia de Noticias TELAM suele hacer hincapié en lo extremadamente nocivo del cigarrillo electrónico a través de artículos periodísticos constantes para desalentar su consumo, mientras que desde los medios de comunicación se fomenta cada vez más el uso de la marihuana como saludable.
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