La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, se reúne este lunes con Javier Milei y Patricia Bullrich. El gobierno iniciaría los trámites para incorporarse al Visa Waiver Program, una herramienta que facilita los viajes a EEUU pero exige compromisos fuertes en seguridad, datos biométricos e intercambio de información.
La funcionaria norteamericana Kristi Noem, llega este lunes 28 de julio a Buenos Aires para mantener reuniones y en la agenda figura un punto central: el posible ingreso de Argentina al Visa Waiver Program, el sistema norteamericano que permite viajar a Estados Unidos sin necesidad de tramitar visa, por un período de hasta 90 días, ya sea por turismo o negocios.
¿Qué significa el “Visa Waiver Program”?
Se trata de un programa que beneficia a ciudadanos de países considerados “seguros” y “confiables” por el gobierno de Estados Unidos.
Actualmente, en América Latina sólo Chile forma parte del sistema. El ingreso al programa supondría un cambio notable para quienes hoy deben atravesar un largo proceso burocrático que incluye entrevistas presenciales, pago de aranceles, y una cuota considerable de incertidumbre respecto a si la visa será aprobada o no.
Jóvenes, personas con ingresos bajos o sin propiedades, suelen ser objeto de sospecha por parte del sistema migratorio norteamericano.
La eliminación de la visa no implica solamente un ahorro de tiempo. También hay un beneficio económico directo: la visa de turismo B1/B2 cuesta actualmente 185 dólares, lo que al cambio oficial y con impuestos supera ampliamente los 240.000 pesos.
Además, quienes intenten acceder a ella deben viajar hasta Buenos Aires si viven en el interior, asumir costos de traslado y hospedaje, y soportar esperas que en algunos casos se estiran por meses.
El ingreso al Visa Waiver Program permitiría reemplazar ese sistema por una autorización electrónica que se gestiona por internet en pocos minutos y cuesta apenas 21 dólares.
LO QUE EEUU PIDE A CAMBIO
Pero Estados Unidos no concede estos beneficios sin contrapartidas. Para ser parte del programa, el país solicitante debe firmar una serie de convenios que incluyen el intercambio de información de seguridad, antecedentes penales, datos biométricos y registros migratorios.
También debe aceptar auditorías periódicas, implementar protocolos específicos en aeropuertos, y garantizar que menos del 3% de sus solicitudes de visa actuales sean rechazadas, entre otras condiciones.
El encuentro entre Noem y Bullrich resulta significativo no sólo por el contenido técnico del acuerdo, sino por su carga simbólica.
Noem fue gobernadora de Dakota del Sur y es una de las referentes más duras en materia migratoria del actual gobierno republicano. Su política se centra en la detención y expulsión de inmigrantes ilegales, y en reforzar los controles fronterizos.
Javier Milei ya había coincidido con Noem meses atrás en Mar-A-Lago, en el marco de una reunión con el presidente Donald Trump. Ahora, el vínculo político se traduce en esta acción concreta, que previo a las elecciones de medio término, suena casi a “súplica” para obtener la posibilidad de congraciarse con la castigada clase media, que mayoritariamente adora parecerse y pertenecer al “ecosistema” estadounidense.
LOS MAYORES RECUERDAN LAS RELACIONES CARNALES
En los años ’90, el entonces presidente Carlos Menem impulsó (igual que ahora) una estrategia de fuerte alineación con Estados Unidos.
Su canciller, Guido Di Tella, volvió meme el término “relaciones carnales” (cuando aún no existían los memes). Era un modo de describir el grado de cercanía entre ambos gobiernos.
En ese contexto, Argentina recibió apoyo político, compras militares y hasta guiños diplomáticos, a cambio de una subordinación clara a los intereses estratégicos de Washington. Y también obtuvo este “beneficio” de prescindir del trámite de Visas.
En aquel momento político el país formó parte oficialmente del Visa Waiver Program de Estados Unidos: Ingresó oficialmente el 8 de julio de 1996, convirtiéndose en el primer país latinoamericano autorizado. Fue removida el 21 de febrero de 2002, como consecuencia de la crisis económica de 2001 y del aumento en delitos y sobreestadía de ciudadanos argentinos en EE.UU.
La reapertura del camino hacia el Visa Waiver Program sugiere una lógica similar: un gesto concreto de confianza por parte de Estados Unidos, condicionado al cumplimiento de exigencias que implican renunciar a ciertos márgenes de autonomía.
Si bien las ventajas para los viajeros son claras, el debate que comienza a gestarse es qué costo político y de soberanía implica esta nueva aproximación. Qué más habrá que entregar ya sea plasmado en papeles firmados o acuerdos “tácitos”.