Más de 18 mil palabras, a lo largo de 140 minutos de discurso, lanzó Axel Kicillof ayer, frente a representantes de los tres poderes del Estado, para dejar inaugurado el 153º período de sesiones ordinarias de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.
El Gobernador no dijo nada nuevo pero trazó los ejes de lo que deberá ser la campaña electoral de este año, con los comicios desdoblados de hecho. El qué y el cómo. La gestión se va a plebiscitar, independientemente del día y de la modalidad de votación. Por eso conviene hacer una pausa y poner el discurso bajo la lupa.
Kicillof, como ya contó INFOCIELO, confrontó cada una de las acciones de su gobierno con las omisiones -deserciones las llama él- de la administración de Javier Milei. ¿Habló de inseguridad? Sí. ¿De Educación? También. ¿De Salud? Largo y tendido. ¿De IOMA? No, de IOMA no. ¿Y de Cristina?
Primero, los fríos números: según las transcripciones oficiales, Kicillof nombró cuarenta veces al presidente Javier Milei y 38 al Gobierno nacional. Casi 60 veces señaló a la provincia de Buenos Aires y otras 32 habló de los bonaerenses. Pronunció 5 veces la sigla FMI, dos veces el nombre de Mauricio Macri, se acordó de Cavallo y de Martínez de Hoz. No fue justamente para felicitarlos por su aporte al progreso de la Nación.
Setenta balcones y ninguna Cristina
Sólo en una oportunidad se acordó de Cristina Kirchner. “Abrimos, además, 4 grandes hospitales, 3 de ellos de alta complejidad: el Néstor Kirchner de Cañuelas, ¿se acuerdan ustedes del Néstor Kirchner de Cañuelas? Lo dejó casi terminado Cristina, lo vaciaron, vinimos, invertimos, lo pusimos en valor, lo inauguramos”, reseñó.
¿Fue una omisión deliberada? En los cuarteles generales de La Cámpora, donde se estudian los discursos del Gobernador con un nivel de detalle microscópico, ya venían marcando las flaquezas performativas del mandatario provincial cada vez que le tocaba referirse a la dos veces Presidenta.
Suelen enojarse porque la enuncia en el pasado, porque la defiende extemporáneamente, porque no pondera los logros de la década ganada. Como contraste, Mayra Mendoza, al abrir las sesiones del HCD de Quilmes, planteó la necesidad de recuperar las políticas que gobernaron el país de 2003 a 2015 al sostener que “con Cristina, Argentina tiene presente y futuro”.
Para colmo, el palco. Causó indignación en el kirchnerismo duro comprobar que la ubicación privilegiada que tuvo CFK cuando acompañó a Kicillof en la Legislatura quedó en manos de Andrés Rodríguez, titular de UPCN. “El mismo que firmó un aumento de 1 por ciento para su gente”, lo caracterizaron en esa trinchera.
Hablar de seguridad o hablar de inseguridad
Una novedad que les importa a muchos: Kicillof habló, largo y tendido, de la seguridad. Del aumento de la violencia y del narcotráfico. En 50 oportunidades habló del tema -nunca dijo “inseguridad”-, 20 veces pronunció la palabra violencia y otras 7 la palabra narcotráfico.
¿Significa que se hizo cargo del problema? Sería mucho decir. Más bien defendió la tarea hecha y culpó al gobierno de Javier Milei por el resto. “Para llegar a un barrio de nuestra provincia la droga tiene que cruzar la frontera y recorrer 1500 kilómetros. El Presidente de la Nación es el principal responsable del combate del narcotráfico; es decir, es el principal responsable de que la droga que causa tanta violencia y desintegración logre entrar o no a nuestras ciudades y a nuestros barrios”, sostuvo.
También cuestionó que Milei no se quiera sentar en la mesa a hablar del tema y volvió a señalar que la motosierra cortó un fondo de 750 mil millones con los que se compraba equipamiento y se mejoraban los sueldos para la policía.
Salud sin IOMA
En 37 oportunidades habló de Salud, ponderando la labor del Estado provincial y municipal. “En 85 de los 135 municipios, el único prestador de salud que existe es el Estado. ¡En 85! ¿De qué me hablan? ¿De qué me hablan cuando me dicen que el sector privado se va a ocupar de todo?”, planteó.
Luego abundó en las obras y en los programas específicos con los que se dan respuesta a los bonaerenses. Lo grave de este párrafo es que no haya ni siquiera mencionado el tema IOMA, uno de los talones de Aquiles de la gestión, tal cual mencionan incluso los aliados de Kicillof.
Esa omisión se hizo evidente gracias a la oposición, que se presentó con carteles que reclamaban soluciones para un problema que se siente -y fuerte- en el interior bonaerense. Parte del radicalismo reclamó en ese sentido el tratamiento para dotar de autarquía a la tercera obra social más importante del país. Kicillof, como también ocurrió el año pasado, no dijo que sí, ni que no.