El titular de UPCN bonaerense Carlos Quintana vive por estos momentos sus horas más complicadas, al tener que enfrentar, al mismo tiempo, varios problemas que siempre estuvieron latentes. El otrora todopoderoso líder sindical debe lidiar con juicios laborales millonarios, una desafiliación masiva, una disputa de poner en el seno del gremio y una orfandad política producto del defalco electoral de María Eugenia Vidal, su aliada.
Se trata de numerosos síntomas que tienen una sola enfermedad: el costo de haber exacerbado su perfil siempre oficialista, hasta quedar pegado a un gobierno que recortó como ningún otro el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores a los que le toca representar. Sus adversarios políticos de ATE calculan que cada estatal perdió en promedio el 23 por ciento del poder de compra de su sueldo gracias a su alineamiento.
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A nadie escapa que semejante ajuste no se podría haber llevado a cabo sin la complicidad del gremio que conduce Quintana, que firmó cada una de los acuerdos paritarios que Vidal y su ministro de Trabajo pusieron sobre la mesa. Ahora, cuando las cartas de María Eugenia Vidal parecen echadas, el sindicalista busca tender puentes hacia Axel Kicillof.
El hombre del Clío se impuso en las PASO y pocos dudan de que se convertirá en Gobernador a partir del 10 de diciembre. Su política es no abrazar a nadie hasta que llegue la hora de sentarse en el Sillón de Dardo Rocha. Por eso Quintana desespera: “quedó último en la cola y es lamentable como está mendigando un encuentro con Kicillof”, explicó una fuente del sector.
Los conflictos, uno por uno
Por un lado están los procesos que se abrieron en varios juzgados laborales de La Plata y que fueron producto del despido de trabajadores históricos de la entidad, los cuales desistieron de una instancia de negociación como producto del maltrato recibido.
Para un dirigente que como Quintana, la de trabajo en negro y precarización es una de las denuncias que más duele. A tal punto llegó el litigio que uno de los echados amaga con escribir el “libro negro” de UPCN en base a sus vivencias en la organización, y otro se largó a repartir volantes frente a la sede principal, una medida inédita.
Después de varios años de patear la discusión para adelante, a Quintana la estalló en la cara la pelea por su sucesión. Y no es un eufemismo. La disputa terminó, en una ocasión, en escenas de pugilato en el bunker de calle 54 y 24, donde la comisión directiva suele almorzar.
Su secretario Gremial, Diego Rétola, y de Interior, Hernán Rossi, son los dos que están anotados en la carrera sucesoria que Quintana se empecina en bloquear.
Hacia adentro, también sorprende el enfrentamiento entre Quintana su histórica mano derecha y Tesorero, Héctor Nieves, sobre quien Quintana resolvió una virtual intervención a través de lo que denominan “La familia”.
La encargada de revisar cada cheque que entra y que sale firmado por Nieves sería nada más y nada menos que “Michelle”, la mujer de Quintana y conocida como “la dueña del dueño”.
Para los observadores, este movimiento encierra un alto riesgo para Quintana, ya que Nieves “se le puede saltar la cadena y provocar un terremoto”. Nieves es uno de los artífices del crecimiento de UPCNPBA y conoce quizá más que Quintana lo que allí sucede.
El problema es que el hombre habría decidido rodearse de obsecuentes. Un dirigente que salió espantado de su última visita a Quintana comentó a INFOCIELO que nadie se ruborizaba cuando le decían que “le quedaba bien” la tintura color caoba que se aplica en su cabellera porque “estaba parecido” a Perón.
A raíz de fuerte complejo con la edad, Quintana también habría decidido refrescar un tanto su rostro para parecer más joven, o menos viejo. En paralelo, habría ordenado un “lifting sindical”: un plan para bajar unos diez años el promedio de quienes lo rodean y así atemperar el ánimo de aquellos que piensan que ya tendría que estar en su casa.
“La familia” también fue puesta a controlar la mutual AMAUPCN, un lugar extremadamente sensible para la administración general. Uno de sus hijos desembarcó, por ejemplo, en el clave sector de los seguros que se ofrecen a los afiliados. Por eso, Nieves no sería el único ladero de Quintana que estaría siendo hostigado y acorralado.
Una situación vivida en enero fue la que hizo rebasar el vaso. Luego de decidir un fuerte recorte de salarios para los empleados de UPCN y varias cesantías, Quintana se internó en uno de los famosos hoteles-casinos de La Vegas a ‘meditar’ los pasos a seguir. Habría sido desde “la ciudad del pecado”, una de las más famosas del estado de Nevada, desde donde habría negociado con Gobernación la que puede terminar siendo su última paritaria y que, para no perder la costumbre, es “a la baja”.
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