Después de un largo silencio mediático, Elisa “Lilita” Carrió volvió a la televisión y, fiel a su estilo, no decepcionó.
En su regreso, la exdiputada no llamó la atención por hablar de la economía, ni de la situación del país, ni siquiera de la interna de la oposición: su foco estuvo en algo mucho más inquietante y misterioso.
Según Carrió, Donald Trump es, en realidad, un peón involuntario de Vladimir Putin, atrapado en una red de extorsión que se remonta a los años 90, cuando el magnate organizaba concursos de belleza en Moscú.
PRUEBAS NO, TEORÍAS, SÍ
¿La prueba? Unas grabaciones comprometedoras que, por supuesto, para Carrió existen, aunque nadie las haya visto jamás. Al estilo “La Morsa”.
“Putin es un psicópata perfecto“, sentenció Carrió con la seguridad de quien descifra un código secreto que el resto de los mortales no puede comprender.
“Es un psicópata y además tiene grabaciones y videos –según Jaime Bayly– de cuando él manejaba Miss Universo.” (Porque si hay alguien con información de primera mano sobre los archivos clasificados del Kremlin, sin dudas es el excéntrico periodista peruano).
El relato de Carrió siguió avanzando con la precisión de un thriller de espías escrito en servilletas de bar.
Trump, según su versión, hizo un concurso de Miss Universo en Moscú y paró en el lujoso Hotel Ritz.
Pero aquí es donde la historia toma un giro cinematográfico: en ese momento, el jefe de la KGB era Vladimir Putin, y él, con su habilidad para anticiparse a los escándalos del futuro, decidió filmar a Trump en circunstancias “no muy decorosas”.
Quizás lo hizo por si algún día (25 años después) el magnate pensaba ser presidente de Estados Unidos.
“Lo tienen filmado a Trump, no, pero muy grosso“, reveló con gravedad. ¿Qué contenían esas imágenes? No lo detalló, pero dejó una pista inquietante: “Y no está durmiendo en las filmaciones“.
LA LILITA CARRIÓ “PITONISA”
A esta altura, el espectador podía sentir cómo la trama se volvía más enredada que una serie de Netflix en la que todos los personajes resultan ser agentes dobles.
Según Carrió, estas imágenes serían la razón por la cual Trump mantiene una relación de aparente admiración con Putin.
“Él (Trump) está siendo extorsionado“, aseguró, sin pestañear. “Por eso hay que ver, en estos momentos, cómo un psicópata como Putin maneja la situación.”
La exdiputada, que a lo largo de 40 años en la política argentina se caracterizó por sus denuncias altisonantes y sus teorías de alto vuelo, vuelve a regalar al público una historia digna de novela de espionaje.
Ahora además con ingredientes de conspiración global y una pizca de reality show.
Si hay algo que demostró Carrió a lo largo de su carrera es que la verosimilitud es un concepto relativo, y que los detalles fácticos son solo un obstáculo para la imaginación. Qué la verdad no obstaculice una buena historia.
Quizás, en algún oscuro despacho del Kremlin, Putin y Trump estén riéndose de esta historia mientras comparten un vodka con caviar.
O quizás, como en toda buena narración fantástica, la verdad esté escondida en algún rincón del Hotel Ritz de Moscú, esperando ser descubierta.
Mientras tanto, Lilita volvió a la TV, y como siempre, dejó su huella, igual que en la casa de Lanata aquella en 2015, a una semana de las elecciones.