La publicidad y la política en nuestro país siempre estuvieron intrínsecamente vinculadas, especialmente en los últimos años. Durante la presidencia de Mauricio Macri, el concepto de “meritocracia” fue promovido como un valor central en la “batalla cultural” impulsada por su gobierno.
Este término, que sugiere que el éxito es el resultado del mérito individual, fue ampliamente difundido por los partidarios de Macri en las redes sociales, coordinados en aquel momento por el jefe de gabinete, Marcos Peña.
Incluso la publicidad de un automóvil se hizo eco de este mensaje, utilizando la “meritocracia” para dar estatus a su último modelo.
UNA PUBLICIDAD A MEDIDA DE MILEI
La cuenta de Instagram “Deconstrucciôn mediática” ahora alerta de la reiteración de tal práctica.
En la actualidad, la narrativa política cambió de manos pero no de estrategia. Los libertarios, liderados por el presidente Javier Milei, han adoptado un enfoque similar, buscando instalar términos específicos en el lenguaje cotidiano para ganar la aprobación popular. Dos palabras que cobraron protagonismo son “pacto” y “blanqueo”.
La cervecería Quilmes, en una reciente campaña publicitaria, utiliza estas palabras de manera forzada, prometiendo mantener el precio de su cerveza durante tres meses, en un aparente esfuerzo por colaborar con el gobierno para controlar la inflación.
Sin embargo, la elección de estas palabras no es casual. El término “pacto” hace referencia al “Pacto de Mayo”, un acuerdo propuesto por Milei con los gobernadores para apoyar sus políticas.
Por otro lado, “blanqueo” se relaciona con la propuesta de blanqueo de capitales del gobierno, una medida destinada a incentivar la circulación de dólares ‘negros’, no declarados o fugados.
La publicidad de Quilmes, al utilizar estos términos, no solo promueve una ‘promoción comercial’, sino que también parece alinearse con la narrativa gubernamental.
Este fenómeno refleja cómo la publicidad puede ser utilizada como una herramienta política para reforzar ciertos mensajes y valores.
En Argentina, la línea entre la publicidad comercial y la comunicación política se volvió cada vez más difusa, con campañas publicitarias que reflejan (y a veces refuerzan) la retórica y los objetivos de los gobiernos de turno.
La utilización estratégica del lenguaje en la publicidad no solo busca influir en las decisiones de compra de los consumidores, sino también en su percepción de la realidad política y social.



