Al respecto, la secretaria de Salud y Desarrollo Social de Azul, Adriana Scalcini, manifestó a una radio local, que la sospecha sobre cinco presuntos afectados (se trata de una familia) surge porque, además de los síntomas, “tienen un contacto directo con una persona (el padre) que estuvo en México durante la epidemia”.
“En forma preventiva, se solicitó a la familia que se mantenga aislada en su domicilio, para que haya la menor cantidad de contagio posible”, informó.
Desde el lunes están suspendidas las clases en el turno mañana del colegio Sagrada Familia de esa localidad, donde concurre uno de los posibles afectados, un chico de 11 años. Y aunque por la tarde el establecimiento abrió sus puertas, el porcentaje de asistencia es muy bajo.
Por otro lado, es una mujer la presunta afectada en Olavarría, residente en México y actualmente de visita en esa localidad, según informó el diario El Popular.
En tanto, la preocupación (y la información no oficial sobre los casos) se expande por el interior. Anoche, el infectólogo Raúl Mángano brindó una charla informativa en el colegio San José de Tandil, donde fue invitado ante el temor por la cercanía de los posibles afectados de Azul y Olavarría.
En ese sentido, Gentile manifestó:”Cuando hay pandemia, no hay barbijo que valga. Es una ilusión pensar que cerrando instituciones se previene el contagio. El hombre es un ser social. Todas sus actividades se dan en contacto con otras personas, y no podemos lograr que no se mueva nadie en el mundo. Y si hay transmisión aérea, como se dice, es imposible cortarlo. En Neuquén hay; en islas, hay. La preocupación no son sólo Azul y Olavarría, puede ser Buenos Aires”.