El mercado de trabajo mostró una leve mejora en términos generales durante el tercer trimestre de 2025, pero el detalle regional vuelve a encender señales de alerta en la provincia de Buenos Aires. Según el último informe del INDEC, el desempleo se ubicó en el 6,6% a nivel nacional, aunque el Gran Buenos Aires volvió a figurar entre las zonas con mayor dificultad para absorber la demanda laboral, en un contexto marcado por informalidad, precarización y crecimiento del trabajo independiente.
El relevamiento oficial, elaborado a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre los 31 principales aglomerados urbanos del país, refleja una población económicamente activa de 14,6 millones de personas. Si bien la tasa de desocupación descendió un punto porcentual respecto del trimestre anterior, el impacto positivo no se distribuyó de manera homogénea y dejó a la provincia de Buenos Aires en una situación particularmente compleja.

En el Gran Buenos Aires, la tasa de desocupación alcanzó el 6,8%, ubicándose entre las más altas del país y apenas por debajo de la región Pampeana, que lideró el ranking con un 7,5%. Se trata de un dato relevante no solo por su magnitud, sino porque el conurbano concentra una porción sustancial de la población urbana y tiene un peso determinante en el promedio nacional.
A este escenario se suma otro elemento estructural: el aumento de la informalidad y del trabajo por cuenta propia. Del total de personas ocupadas, solo el 71,9% son asalariadas, mientras que el 28,1% se desempeña en condiciones no asalariadas, principalmente como cuentapropistas. En paralelo, la tasa de empleo informal trepó al 43,3%, consolidando una tendencia que da cuenta de la fragilidad del empleo generado.

La situación resulta aún más delicada si se observa la calidad del trabajo. Entre los asalariados, más de un tercio no cuenta con descuento jubilatorio, y dentro de ese grupo creció la proporción de quienes no realizan aportes propios. Esto implica que, aun cuando se registra ocupación, una parte significativa de los trabajadores bonaerenses queda al margen de la protección social básica.
El informe también advierte que los grandes aglomerados urbanos, como los del Gran Buenos Aires, presentan peores indicadores que las ciudades más pequeñas. En los centros urbanos de más de 500 mil habitantes, la desocupación fue del 6,9%, frente al 5,2% registrado en los aglomerados de menor tamaño, una brecha que vuelve a exponer las dificultades estructurales del mercado laboral metropolitano.
En cuanto al perfil de quienes buscan empleo, el impacto es mayor entre las mujeres, cuya tasa de desocupación fue del 7,4%, frente al 5,9% de los varones. Además, casi siete de cada diez personas desocupadas tienen como máximo el secundario completo, lo que evidencia las limitaciones del mercado para absorber mano de obra con menor calificación.
Si bien el descenso del desempleo fue destacado por el Gobierno nacional, los datos desagregados muestran que en la provincia de Buenos Aires persisten los problemas de fondo: alta presión sobre el mercado laboral, empleo de baja calidad y una estructura productiva que no logra generar puestos formales suficientes. Un escenario que, lejos de disiparse, sigue condicionando el presente económico y social del principal distrito del país.

