En un episodio que algunos catalogan como “inolvidable” y otros como una dosis de “cringe” sin precedente, Amalia “Yuyito” González volvió a recibir en su programa a Javier Milei, un año más tarde, ahora como Presidente de la Nación.
La atmósfera estaba cargada de esa mezcla de romance televisado y patriotismo de estudio que, según los ojos de quien mire, roza la pasión de un romance de telenovela o el teatro del absurdo.
“Acá se va a sentar mi amor y acá yo. ¿Estoy bien acá?”, expresó ella al inicio, mientras acomodaba cada detalle para el gran momento, tratando de controlar los nervios pero sin poder disimular la emoción.
GONZÁLEZ AMA A MILEI
Desde los primeros minutos del programa, Yuyito hizo claro que esta no era una entrevista como cualquier otra. A puro glamour, anunció casi con reverencia: “¡Ay, acá mi amor! ¡Mi amor!”.
La expectativa no paraba de subir, y el toque de ternura bizarra llegó cuando, ante las cámaras, la conductora soltó una confesión inesperada: “No lo puedo besar, tengo pintura, tengo rouge”. Sí, el obstáculo entre el amor y ella era un simple labial, ese que muchos creíamos que las estrellas del espectáculo manejaban con maestría.
La solución: esperar al final del show para un beso en cámara.
Pero el rouge no fue el único obstáculo en esta coreografía televisiva de amor en vivo. A medida que la entrevista avanzaba, el tono de Yuyito oscilaba entre el de una ‘groupie’ (fanática), y el de una enamorada que aprovechaba cada momento para soltar comentarios de adoración apenas velados:
“Para mí, saben lo significativo que es sentir cuando él me agarra la mano. ¡Qué hermoso! Es como la seguridad”, se sinceraba, aferrada a esa pequeña muestra de afecto público que tanto le significaba
.
En un momento, se tomó el atrevimiento de sostenerle la mano, un gesto que, en sus palabras, le daba esa sensación de seguridad de la que suele hablar la gente cuando cuenta una historia de amor de película… solo que en este caso, estaba en vivo y a toda pantalla frente a una audiencia televisiva.
LOS BESOS HISTÓRICOS Y LOS IMPOSIBLE
Para quienes están acostumbrados a las entrevistas presidenciales, fue todo un quiebre de protocolos. Entre preguntas más típicas de una sobremesa romántica que de una emisión en un canal de cable, los dos recordaron la primera vez que se conocieron y hasta compartieron anécdotas, como aquella en la que Yuyito, emocionada, recordó: “Nuestro primer beso” en un evento en el Luna Park. En sus propias palabras, su “amor presidencial” fue sellado en un evento de alto perfil y ahora, con la excusa de esta entrevista, comentan cada minucia.
El momento más surrealista llegó cuando Milei se jactó de haber cumplido su promesa: “Cumplí con mi palabra, te dije que iba a volver como presidente”. Al igual que en una comedia romántica, los roles estaban muy claros. Él era el hombre que cumple y ella, la fiel compañera que lo mira con adoración. Yuyito, sonriente, confesó que los madrugones a las seis de la mañana ahora tenían un toque especial, gracias a esos mensajes de “buen día” que recibe del mismísimo presidente, que en el mundo de Yuyito, se leen casi como cartas de amor.
Al final de la entrevista, la tan esperada promesa del “chape” quedó en una expectativa.
Cuando la despedida llegó, la audiencia quedó suspendida entre la duda y el asombro, esperando algo digno de una película romántica. “Esperen al final de la entrevista porque ahí sí, chape”, había anunciado ella emocionada, como si estuviera narrando una escena de película.
ROUGE Y MILEI ASUNTOS SEPARADOS
Y aunque no hubo besos de cine, sí quedó claro que el realismo mágico tiene su lugar en el romance presidencial. En un contexto donde los límites entre el amor de pareja y la diplomacia de Estado parecían haberse borrado, Yuyito y Milei dejaron una sensación agridulce.
¿La moraleja? Tal vez el amor entre una estrella mediática y un presidente de la nación requiera un toque de rouge de menos, pero seguro es un episodio más en la historia de un país donde, a veces, la realidad supera a la ficción en un espectáculo inesperado.