La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) publicó su relevamiento de la producción industrial de las pymes correspondiente a enero de 2024. El informe, al igual que el del periodo anterior, muestra una caída de la actividad y un futuro preocupante. Las claves de la recesión.
En términos generales, la industria manufacturera pyme comenzó el 2024 con una fuerte caída. Según el estudio de la CAME, que analiza el comportamiento de más de 400 industrias de todo el país, la facturación tuvo una baja del 30 por ciento. Enero es el segundo mes consecutivo en el que las industrias sufren una retracción “confirmando una tendencia preocupante”.
De acuerdo al relevamiento, la caída de la actividad industrial está vinculada al “deterioro en el poder adquisitivo de la gente y la pérdida de competitividad en los mercados mundiales”. Desde la CAME sostuvieron que las industrias pymes se están preparando “para un panorama complejo en los próximos meses”. Según entienden, la baja del consumo, la persistente inflación y el inminente aumento de tarifas de los servicios públicos conforman “un clima de zozobra y riesgo”.
Alimentos y bebidas
El sector registró una baja del 22% anual a precios constantes en enero y de 8,7% en la comparación mensual. Las industrias operaron con 75,9% de su capacidad instalada, detectándose bajos niveles de inversión, subas constantes de precios, demoras en las entregas de productos y algunas desvinculaciones de empleos por falta de actividad. Hay preocupación en el rubro por la caída en las exportaciones y la pérdida de algunos mercados.
Indumentaria y textil
El rubro se retrajo 18,2% anual en enero y también registró un declive de 2,3% respecto a diciembre. Las firmas trabajaron con solo 68,2% de su capacidad instalada, niveles bajos para el sector, que se explica por el freno en los pedidos de producción. Las pymes consultadas señalaron haber absorbido subas de costos para no trasladar al precio de venta, viendo un mercado muy recesivo, pero que aun así, se vendió poco.
Maderas y Muebles
En enero, hubo un retroceso del 30,6% anual, siempre a precios constantes, y 13,5% en la comparación mensual. Durante el mes, en el sector operaron con solo 70,4% de la capacidad instalada, son 1,2 puntos por debajo de diciembre y lejos del 77% registrado en noviembre.
El freno en la actividad de la construcción y la pérdida de poder de compra del ingreso familiar, paralizaron la dinámica en el primer mes del año. Dado el escenario, algunas empresas aprovecharon para dar vacaciones a sus empleados o realizar reparaciones que venían demoradas.
Metálicos, maquinarias, equipos y material de transporte
El ramo tuvo una contracción de 34,8% anual, a precios constantes, y del 13,5% en en contraste intermensual. Las pymes funcionaron al 67% de su capacidad instalada, casi 4 puntos por debajo de diciembre.
Hubo menos inconvenientes para conseguir acero que en diciembre, pero más dificultades para vender. Frente a los bajos niveles de actividad, algunas empresas aprovecharon para realizar las paradas técnicas del año y dar vacaciones en las plantas.
Productos químicos y plásticos
En enero, el sector experimentó una significativa merma del 35,6% anual a precios constantes, y de 11,8% en la comparación mensual. Durante este mes, las industrias operaron con 71% de su capacidad instalada, levemente por encima de diciembre (70,6%).
Las empresas medidas reportaron incrementos en los costos logísticos, en los energéticos, y otros servicios. A su vez, las dificultades en el abastecimiento de ciertas materias primas, obligó a que algunas industrias den vacaciones simultáneas al personal del área maquinarias.
Papel, cartón, edición e impresión
El rubro experimentó un desplome de 41,7% anual a precios constantes, siendo el sector con mayor retroceso. En términos mensuales, también se observó una retracción, pero más suave (-3%). Las empresas trabajaron con 74,5% de su capacidad instalada, 2,2 puntos menos que en diciembre.
Hubo menos obstáculos para reponer insumos y repuestos, pero más complicaciones para sostener el personal frente a la caída abrupta en la demanda. Hay preocupación por los incrementos de costos de esta actividad que implicarán las nuevas tarifas eléctricas.