La industria metalúrgica atraviesa un momento crítico, con caídas generalizadas en todos los rubros y un nivel de utilización de la capacidad instalada que retrocedió a valores comparables con los peores meses de la pandemia. El último informe de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) confirmó que en agosto la actividad registró una baja interanual de 6,1% y que la capacidad instalada se ubicó en apenas 44,8%.
El panorama preocupa no solo por la magnitud de la caída, sino también porque afecta a un sector considerado estratégico para el desarrollo nacional. La metalurgia es el eslabón que abastece a la maquinaria agrícola, a las autopartes, a los bienes de capital y a la infraestructura productiva en general. Sin embargo, lejos de expandirse, hoy se encuentra 17% por debajo de sus máximos históricos y sin señales claras de recuperación.
La debacle metalúrgica, sector por sector
El detalle sectorial muestra que los motores que venían sosteniendo cierta dinámica en la primera mitad del año empezaron a perder impulso. La maquinaria agrícola, que había sido uno de los rubros más dinámicos, cayó por primera vez en 2025 (-1,9%). Carrocerías y Remolques, otro segmento que había mostrado un buen desempeño, mantuvo números positivos pero con un crecimiento mucho más moderado (6,8%) que en meses anteriores.
En cambio, los sectores más rezagados profundizaron sus problemas. Autopartes retrocedió 12,6%, Fundición se desplomó 14,4% y Bienes de Capital perdió 8,1%. Otros segmentos como Productos de Metal, Equipos Eléctricos y Equipamiento Médico también mostraron bajas, interrumpiendo la tibia recuperación que habían insinuado.
El presidente de ADIMRA, Elio Del Re, advirtió que la industria nacional “atraviesa niveles productivos muy bajos, que ni siquiera alcanzan a revertir la profunda caída de 2024”. Y remarcó: “Necesitamos políticas activas que reconstituyan el tejido productivo, porque de lo contrario los niveles actuales pondrán en riesgo el empleo. La salida para el país es con más industria y con todos los sectores trabajando en conjunto”.
El informe también refleja un creciente pesimismo entre los empresarios. El 74,4% de las firmas espera que su producción se mantenga igual o caiga en los próximos meses, mientras que en materia de empleo el 90,5% no prevé incrementos y un número cada vez mayor anticipa posibles ajustes en su plantilla.
El impacto en las Provincias
El impacto territorial es contundente. Santa Fe logró apenas sostenerse en terreno positivo (0,2%), pero provincias claves como Córdoba (-4,5%), Mendoza (-4,4%) y Entre Ríos (-2,7%) retrocedieron con fuerza. Buenos Aires, en tanto, se consolidó como la jurisdicción más golpeada, con una caída de 8,7% en agosto que se suma a meses previos de retrocesos.
A la contracción interna se suma la presión del comercio exterior. En julio, las importaciones de productos metalúrgicos crecieron 23% interanual y siguen avanzando mes a mes. En contraste, las exportaciones —si bien aumentaron 25,9%— resultan insuficientes para compensar la pérdida de dinamismo en el mercado interno.
El mapa que traza ADIMRA muestra a un sector vital en rojo. Sin medidas de estímulo ni un horizonte de recuperación claro, la metalurgia corre el riesgo de convertirse en un símbolo del estancamiento productivo argentino.