Por una denuncia de la DGI, la justicia se encontró con una receta difícil de digerir cuando allanó 13 locales de “Sabores Express“, la cadena de comidas rápidas en sucursales de los distritos bonaerenses de Pilar y San Martín.
Lo que parecía ser una operación para descubrir irregularidades laborales terminó destapando un insólito combo: más de 250 trabajadores en negro, tres cajas fuertes rebosantes de dinero y un arsenal digno de una película de acción.
El repulgue oculto de la cadena
Mientras en los mostradores se ofrecían empanadas a 600 pesos (menos de medio dólar, y con un relleno tan misterioso como el grupo empresario detrás de ellas), en las oficinas administrativas se cocinaba otro tipo de plato.
Según la Dirección General Impositiva (DGI), el esquema de la empresa consistía en disfrazar empleados como franquiciados, otorgándoles la fachada de emprendedores autónomos cuando, en realidad, eran trabajadores en negro desde hace años.
En total, 257 personas declararon estar fuera de los registros formales. No era solo una estrategia para evadir cargas sociales, sino un truco digno de una cocina corporativo. Con esta movida, los dueños de “Sabores Express” lograban que las cargas fiscales desaparecieran tan rápido como una empanada caliente en una reunión familiar.
Cajas fuertes y calibres picantes
El plato principal de este operativo fue el hallazgo de tres cajas fuertes en la sede administrativa.
Al abrirlas, los investigadores encontraron 400 millones de pesos, 13.000 dólares en efectivo y una colección de armas que ni Rambo podría rechazar. Pistolas, revólveres y municiones variadas se alineaban como si fueran parte de un menú especial.
Aunque su relación con las actividades de la cadena no parece claro de dilucidar, se sospecha que estos ingredientes extra no eran para condimentar empanadas.
¿Franquiciados o una franca mentira evasora?
El esquema detectado por la DGI es tan innovador como cuestionable: convertir a los empleados en supuestos franquiciados para evitar registrarlos formalmente.
Si bien el modelo de franquicias es común en la industria gastronómica, aquí parecía más un disfraz legal que un verdadero negocio independiente.
Las planillas de horarios, libros contables y facturas secuestradas serán clave para entender hasta dónde llegó esta maniobra.
Una receta amarga para los empleados
Mientras los clientes seguían disfrutando de las empanadas más baratas del país, los empleados de “Sabores Express” trabajaban sin aportes, cobertura médica ni jubilación.
A pesar de ser la cara visible de los locales, no recibían ni las sobras de los derechos laborales básicos.
Relleno de pruebas
El Juzgado Penal Económico N.º 4, a cargo de Alejandro Catania, lidera esta investigación que ya promete ser un festín de irregularidades fiscales y laborales.
Con documentos societarios, facturas y registros incautados, las autoridades esperan desmantelar el esquema detrás de estas sucursales de la empresa que, por ahora, ofrece más preguntas que respuestas.
En definitiva, “Sabores Express” logró algo único: ser noticia por sus empanadas, pero no por su sabor, sino por la explosiva mezcla de precarización, evasión y un arsenal inesperado. “Coto vibes”

