Nicolás Grassino, destacado periodista y relator de fútbol, y Paula Constantini, psicóloga y directora técnica de la fundación Darse Cuenta, narran con una extrema cercanía lo que significa caer en las adicciones y cómo es recuperarse.
Nicolás, ¿sos un poco un referente, te pusiste en ese lugar o se fue dando?
N.G: No sé si busque hacerlo. Lo que me pasó fue que cuando yo decidí internarme en “Darse Cuenta” después de muchos años de consumo, ya trabajaba los medios desde que tengo uso de razón. Y a medida que fue pasando el tiempo y que iba avanzando en el tratamiento, pensaba que iba a ser una vez que me reinserte en la sociedad y nunca estuvo en duda de continuar en el periodismo, Y como un poco me sale esto de comunicar, dije a través de mi historia y de lo que yo pude vivir y de lo que vi en todos estos años de consumo, y también en lo que fue el tratamiento propiamente dicho, puedo bajar un mensaje distinto al que se baja y contar mi experiencia en “Darse Cuenta” donde pude recuperarme y contar lo que quiero ser, porque lamentablemente vimos una sociedad donde el mensaje es muy distinto.
Nico, ¿cómo te animaste a contar, de ser un hacer referente? porque a mí lo que me sorprende es que se haya roto, de cierta forma, ese tabú que hay sobre hablar en primera persona, porque siempre se ha hablado de los consumos problemáticos, en su momento de adicciones. Sin embargo, en primera persona, sos uno de los pocos que lo cuentan.
N.G: Mira, en realidad, cuando estaba haciendo tratamiento, después de muchos años de consumo, uno empieza a ver un montón de cosas que seguramente vamos a charlar y empezás a descubrir, desde cómo funcionas, desde por qué terminaste, como terminaste, repasas un poco tu historia y, lógicamente, también empezás a proyectar a futuro que querés de ahora en más para tu vida… si empezás a cambiar, hacia dónde o a dónde querer llegar y yo siempre labore en los medios, siempre estuve con la comunicación, todo el tiempo acompañándome y dije, bueno, por ahí desde ese lugar está bueno como para bajar un mensaje distinto. Más allá de que esto que vos decís de romper el tabú y de animarse hablar de lo que le pasa uno y desnudarse ante los demás, tiene que ver con lo que inculcan también en “Darse Cuenta” de que ese lugar donde yo pude recuperarme definitivamente y un poco tiene que ver eso, el tratamiento también, es decir, bueno, hacerse cargo y responsable de lo que uno es, de lo que fue y también de lo que quiere ser. Entonces, dije, me parece que está bueno, si yo me reinsertó en los medios y le llevo a uno, dos, tres, cuatro, cinco personas, no importa, está bueno bajar un mensaje distinto al que se baja habitualmente en la sociedad que poco tiene que ver, con hablar de verdad y bajar un mensaje de que no está bueno consumir y que, si está bueno vivir de otra manera, que la vida se pueda afrontar otra forma y es linda y es maravillosa. Hoy igual hay bastante apoyo a esas historias de superación por suerte, y hay un cambio ahí de paradigma…
¿Cómo te diste cuenta de que necesitabas ayuda, que tenías una enfermedad? ¿Necesitaste de un familiar, algún amigo, o te diste cuenta solo, o algo que vos dijiste necesito cambiar?
N.G.: Y con el tiempo me empezó a caer la ficha, ¿no? Paula sabe mucho más que yo desde el ámbito profesional, pero uno cuando hace el tratamiento también va aprendiendo y vos tenés tres etapas en el consumo que es el uso, el abuso y la dependencia. Eso lo identifiqué, me empecé a dar cuenta cuando estaba usando ya del consumo principalmente de cocaína y alcohol. Y después, según momento en que también me sinceré, conmigo mismo, dije “acá hay un problema grave, yo ya dependo de esto, es una dependencia”. Yo me levanto todos los días y necesitaba consumir. Entonces, en los momentos de “sobriedad” o que no consumía, me caía la ficha y yo me estaba empezando a dar cuenta internamente. Lo que pasa es que, bueno, el adicto es muy soberbio, muy omnipotente. Se arma una coraza donde cree que todo lo puede… Y bueno, fue un proceso, donde probé un montón de cosas para tratar de estar mejor y donde no me fueron dando resultados o me daban resultados muy cortos, hasta que después de dos años de intentar con otras, con otro tipo de cosas, con terapias individuales, con tratamiento ambulatorio, ¡¡y hasta con un médico que trabajaba como medicina energética!! Imaginate para tratar de dejar de consumir, me faltó tomarme un cohete volador a la luna! En el fondo yo sabía que me tenía que internar, que el tratamiento de internación es la salida más viable y hasta que en un momento con mi familia decidimos dar el paso, en realidad lo terminé decidiendo yo, pero obviamente mi familia me dio la mano como para acompañarme a que lo haga y lo terminé tomando la decisión que para mí y yo siempre lo digo, fue la mejor decisión de mi vida, haber ido a “Darse Cuenta”, porque ahí encontré la herramienta que por ahí no encontré en todos los lugares anteriores.
Paula bienvenida. Paula Costantini es directora y psicóloga de la fundación Darse Cuenta. Te pregunto ¿es de las decisiones más difíciles para la persona que está enferma decidir internarse?
P.C: Sí, es difícil darse cuenta porque en realidad las sustancias, sobre todo la cocaína, les gusta, da mucho placer, entonces el cerebro se va acostumbrando a vivir con el placer que les genera las sustancias, entonces después cuando vos tenés que dejar eso, ahí como queda un vacío, ahí el adicto tiene que ver qué hace con ese vacío, lo ideal es que quede vacío, pero si no se intenta que vos encuentres otro tipo de placeres y satisfacciones en la vida, que son placeres más sanos como para poder sobrellevar, pero sí es difícil porque generalmente hasta que no tocan fondo o hasta que no empiezan a perder cosas, es muy difícil que el adicto se de cuenta, por eso es muy importante el trabajo de la familia, la mirada de la familia, yo siempre digo que al adicto hay que incomodarlo para que puedan empezarle a hacerle ruido su adicción, si no le hace ruido, no va a hacer nada con eso.
¿Y que es lo primero que hacen cuando reciben a alguien, como es el proceso de orientar a alguien que llega y dice “tengo un problema”, le sugieren una internación o cada bordaje distinto?
P.C: Cada abordaje es distinto, se hace una entrevista con la familia, donde se explica la modalidad del tratamiento y ahí también un poco vas indagando el tipo de vínculo que tiene esta persona con la sustancia, también es importante saber la edad que tiene y que acompañamiento familiar, tal vez si llega un chico que tiene entre 16 y 18 años, que hace dos o tres años que está en consumo y tiene la posibilidad de que su familia lo acompañe, bueno, la propuesta es un ambulatorio. Hoy la tendencia mundial es ambulatoria, lo que pasa que la internación es realmente importante en determinados contextos, alguien que no está pudiendo parar o que no tiene contención o que realmente hoy decían y que yo me levantaba pensando en drogarme, bueno, cuando toda tu vida gira entorno a la sustancia que está en una adicción, realmente se necesita una internación para parar, para contener… En la internación, lo que hacemos es trabajar mucho con la persona. No es solo dejar la sustancia, el dejar la sustancia es algo te diría complementario del tratamiento. El tratamiento apunta a que ellos se puedan conocer, que descubran que pasó en su vida, porque llegaron a lo que llegaron, que haya un trabajo con la familia, donde la familia también genera cambios, que aprendan a creerse, amarse, valorarse, encontrar esto, vivir la vida de una manera linda, es sin necesidad de ningún tipo de sustancias adictivas, es importante que el adicto incorpore cambios, estilos de vida nuevos, conductas nuevas, que haga actividades deportivas, que haga actividades artísticas, que tengan un nuevo círculo de amistades, se trabaja con todo eso, sino no es fácil dejar…
Muchas veces decir una rehabilitación conlleva un prejuicio social grande. ¿Nico te costó eso?
N.G: Había miedo. Fue como aceptar y reconocer que tenía que hacer rehabilitación, pero lo dejé para lo último, porque no quería saber nada… Y había miedo, uno se vive mintiendo, constantemente, le miente a su entorno, le miente a la gente que quiere, a los que están a su alrededor, pero el principal es a uno mismo, vos te vivís mintiendo a vos mismo, primero desde el momento en que crees que por consumir te vas a sentir mejor, ahí está la primera mentira, la primera, y después un montón más, entre todas esas mentiras estaba esto de, bueno, yo voy a poder, yo puedo hacerlo en mi casa, quizá no tengo la necesidad de ir y voy a estar un tiempo en un lugar encerrado, sin poder salir. Hasta que llegó un momento que, en una de las tantas recaídas, que iba teniendo en los distintos intentos por recuperarme, toque fondo, toque fondo, porque me vi una situación en la que no me gustaba, en la que me encontré prácticamente perdiendo todo tipo de dignidad, de amor propio, y dije, si yo sigo en este camino me muero, un día no la cuento, entonces, ya está, que me queda, la última alternativa que no probé todavía es la internación, y bueno, voy, sí fui con algún miedo, porque obviamente uno que está fuera, y voy a estar con un montón de gente, que no conozco… Uno piensa que va a ir a un pabellón, o que está en un Instituto de Menores y no tiene nada que ver. Me acuerdo el primer día que llegué y empecé a caminar y era un mundo de gente… Y al rato, te diría que a la media hora, ya te das cuenta que todo lo que vos pensabas y todo ese prejuicio que tenías en la cabeza es un mundo totalmente distinto, te reciben con montón de amabilidad, te cobijan bien los que ya tienen mucho tiempo de tratamiento, y se sientan al lado tuyo, te dice que vas a estar bien, te sentís contenido, y eso es fundamental para todo el tratamiento, porque vos en el tratamiento empezás a atravesar un montón de cosas, esto que decía Paula de encontrarte con vos mismo, y de trabajar un montón de cosas internas tuya, que nunca quisiste trabajar y que por eso las tapaste consumiendo, ahí adentro no hay consumo, y todas esas cosas que vos tenés adentro empiezan a florecer, empiezan a salir, obviamente con la ayuda de la psicólogo, de los operadores que te lo hacen ver, y ahí es donde vos necesitas también contención, y estar en grupo y estar acompañado por otros compañeros que ya pasaron por ese momento que vos está pasando. Está bueno porque te dan la posibilidad de sentirte acompañado, y para mí es fundamental…
¿Cómo es un centro de internación? Vos decís que es una quinta, es un lugar donde hay habitaciones, salas comunes…
P.C: Es una comunidad terapéutica. O sea que trabajamos, como si estuviéramos en una comunidad o en la sociedad, en este caso es una internación solo para varones, donde los chicos viven ahí, entonces vos haces lo que cotidianamente harías en tu casa…
Se rompe el vínculo social, digamos…
P.C: En parte sí, se rompe. Los chicos tienen visita una vez a la semana de su familia, y dos veces por semana los que tienen pareja, si están en contacto a veces hacen llamadas virtuales o, bueno, se saludan para determinados eventos, sí, pero bueno, hacen lo que haríamos cualquiera en casa, de levantarse, higienizarse, desayunar, de preparar el almuerzo, tienen panadería y huerta, hay un sector de animales. Tenemos muchos talleres, dos centros de formación que dan talleres, así que los chicos también se capacitan ahí adentro. Es un espacio muy contenido, desde lo que es la parte terapéutica y psicólogo individual, grupal, grupo con la familia. Nosotros trabajamos mucho con el abrazo, el afecto, la contención, con lo cual imagínate lo que fue esto en pandemia… el no poder tocar, que sale desarmado del espacio de terapia, porque habló cosas que realmente le dolieron, lo angustiaron, y que antes eso lo tapaban con la sustancia, porque la sustancia básicamente es un anestésico, no podías contenerlo desde el abrazo, entonces fue muy difícil trabajar. Se pudo, se logró, pero fue muy difícil, nosotros trabajamos con el abrazo, la contención, sentarte, contarme… Tenes ganas de consumir, bueno, un té de tilo, un dulce de membrillo y contarme que te pasa. Así que eso es un espacio donde hay mucha, mucho amor, mucha tranquilidad, donde más allá de lo doloroso que tenga, tiene mucha también mucha esperanza en lugar.
N.G: Si, coincido. Y esto que vos decías de lo social, que para mí el aislamiento es fundamental, por lo menos desde mi experiencia, porque yo antes de llegar a darse cuenta, iba y por ahí trabajaba algo en terapia, después vemos cómo lo trabajaba, porque también en esto del autoengaño, vos en terapia deberías abrirte mucho más de lo que yo me terminaba abriendo, Pero más allá de eso, estaba en la calle y yo llevaba mi casa y tenía la tele y tenía el celular y me iba al trabajo y me juntaba con un amigo y entonces vos siempre estás como tapando. Estaba dos o tres meses sin consumir, pero tapaba y me extraía con un montón de cosas que cuando vos estás en tu casa, vos estás en la calle y las tenés, ni hablar de que también tenés la sustancia en la esquina, vos estás en la calle y el día que tu viste gana de consumir y no lo puede frenar, te vas y la conseguís. Estando ahí adentro, esa posibilidad ya no lo tenés. Y segundo no te distrae con todas estas cosas que te nombre recién, entonces vos estás centrado en lo que tenés que hacer ahí adentro y te empezás a encontrar con todo lo sentimiento que aparecen, que son los que después se indefinitiva, te van a servir para conocer de mejor y para funcionar de la manera y no acudir al consumo…
¿Es clave esa desconexión?
P.C: Para mí si es central, es importante, es importante aislar al adicto del medio que lo rodeaba, si vos no trabajas en aislar al adicto y bueno dejar que se siga juntando con la gente que se juntaba, la realidad es que si vos lo dejás con la billetera llena completa o con el celular, lo que va a hacer es ir a comprar o pedir, porque y por cuando ya hay delivery, porque por ahí se tiente, quien tal vez no consume cocaína, pero bueno tiene ganas de tomar una cerveza, entonces va y se compra una cerveza y eso lo va a llevar después a consumir cocaína, entonces al principio es importante tener un aislamiento de todo lo que antes solía frecuentar.
N.G: Y a mí me pasó eso, lo que cuenta Paula me pasó. Por ejemplo, cuando arranqué que yo me hicieron mi casa y hablo con mi familia y ochete, me está pasando esto, empecé a trabajar como una especie ambulatorio, después empecé a trabajar con un psicólogo, pero claro que mi cabeza como funciona va yo, lo que tengo que dejar es la cocaína, que es la que me hace mal, es la que más daño, es la que me hace desaparecer tres días, porque no me voy a tomar una cerveza, porque no me voy a tomar un vino, si salgo a comer con un amigo… Y a mí me sirvieron eso dos años antes de llegar a “Darse Cuenta” para derribar todos esos mitos que tiene el adicto también, te tomaba sumino y después… que me tomo una cerveza y no pasa nada… No, yo lo comprobé en primera persona. Me tomaba la cerveza y me la pegaba en la frente con todo lo que te podías imaginar… Y hasta incluso una vez yo nunca fui de consumir marihuana, la verdad que no fue una droga ni mi puerta de entrada. Sí la cocaína y el alcohol, pero en algún momento hasta en esos dos años anteriores mi cabeza dijo bueno no tomaba cocaína pero voy a probar, a ver qué pasa, viste esto que está estipulado socialmente que para mí es una verración, me fumo un porrito para relajar, mentira, primero que no te relaja nada, segundo que te hace mierda, quizás no tan rápido como la cocaína, pero de la misma forma y tercero que igual me llevó, terminó siendo el hilo conductor, entonces yo en esos dos años siempre digo agradezco haber hecho todo lo que hice porque también llegué a dar secuenta con un montón de mitos derribados, yo sabía que tenía que ir por todo, que la adicción es una enfermedad emocional y psicológica y que no tiene que ver simplemente con la sustancia, entonces era limpiar todo, ir por todo, trabajar conmigo y salir totalmente renovado, que es hasta el día de hoy que hace nueve años que no hemos subido.
¿Cómo es con la ley nueva de salud mental?
P.C. Y es más difícil trabajar con la de nueva Ley. Básicamente porque los tiempos son muy cortos, seis meses de internación y después continúa la etapa de reinserción social, hospital de día, donde ya la persona vuelve a su casa y empieza a otra vez con toda una serie de situaciones donde empieza a frecuentar tal vez la calle o bueno los problemas en casa siguen estando, entonces la realidad que hoy es muy difícil, hay mucha recaída, mucha reinsidencia porque no logran en seis meses trabajar con la abstinencia psicológica, tal vez podés trabajar con la obtenencia física, que es la de que tu cuerpo necesita la sustancia porque la sustancia generó tolerancia y bueno fue generando dependencia pero la obtenencia psicológica es muy difícil porque es la que vos necesitas de la sustancia y no ya tu cuerpo, tu cabeza necesita eso que te daba antes de la sustancia y eso no es fácil, eso es una de las que más tardan.
¿Pasan lo mismo con todas las sustancias o es algo que específicamente de drogas como la cocaína o marihuana?
P.C: mira la cocaína es altamente addictiva, pero la realidad es que todas las sustancias generan dependencia, inclusive la marihuana, aunque digan que no, esta persona que necesita todas las noches fumarse un porro para descansar o para relajarse y si no lo tiene no lo puede lograr estar una dependencia con la sustancia. La sustancia funcional, sin sustancia no me relajo, sin esa marihuana no me relajo, entonces si bien es real que hay sustancias que son más adictivas que otras como por ejemplo la cocaína o los opios. El punto es que todas afectan el cerebro que todas generan dependencia, que todas tienen un deterioro orgánico, no solo orgánico sino también social, en lo laboral, en los familiares… De hecho cuando hablamos de consumo problemático cuando ya aquel vínculo que vos tengas, no solo con una sustancia, puede ser un juego, puede ser una persona, puede ser el trabajo, empieza a invadir tu vida, empieza a invadir tu tiempo, tu espacio, tu economía… Invertís mucho tiempo para estar con eso, no solo con la sustancia, te haz las preferís, no sé quedarte viendo Netflix, que en vez de ir a un cumpleaños o gastás mucho dinero y vas a trabajar el otro día cansado o dormido porque te quedaste muchas horas con eso. Hoy Nicolás hablaba de uso y abuso y adicción, cuando estamos hablando de uso estamos también ya hablando de consumo problemático.
O sea que no hay que llegar a la adicción para que se da un problema con el consumo.
P.C: No, es exacto, no es necesario llegar a la adicción cuando invertís mucho tiempo, dinero, cuando la sustancia o el objeto se hace funcional a tu vida, que lo necesitas para… ya estamos en problemas. Obvio que la fantasía de cualquier adicto es ese uso, es controlar. Pero cuando ya estás en un problema con enfermedad, como es la adicción, no podés controlarla nunca. Entonces, por más que sea una cerveza eso va a llevar a que tu cerebro después, quiere más, vos no podes frenar, porque el adicto no puede poner límites, entonces el trabajo básicamente es justamente aislar de todo, sacar todo tipo de sustancias psicoactivas y trabajar con el límite, con cualquier cosa que te vincules. Pero lo ideal es sin ningún tipo de sustancia psicoactivas. A que llamamos sustancias psicoactivas: alcohol, todas las drogas y legales, los psicofarmacos, porque activan el normal funcionamiento del cerebro, por eso se les dice psicoactivas. Pensas distinto, actúas distinto y manejas la vida de manera distinto.
O sea que vos entras en rehabilitación y después de todo el proceso, no es que quedas como pasa con algunos tratamientos psiquiátricos, no es un cuestionamiento, simplemente se queda con un tratamiento de farmacológico, ¿o sí?
P.C: No, no es un tratamiento psiquiátrico, justamente es una buena aclaración. Es una diferencia importante porque lo que es estila es internar al adicto en clínica psiquiátrica. La verdad que el psiquiátrico, a veces es necesario para la urgencia, la emergencia, la abstinencia, o si un paciente está tal vez muy excitado, o muy irritable, entonces sí. Pero no, no todos los pacientes arrancan tomando medicación, a veces es importante porque aquel que es adicto solamente al alcohol o a los opios, si necesita medicación para trabajar la abstinencia física, porque es muy fuerte. Hoy en día estamos teniendo muchísimo consumo de crack, pero muchísimo cada vez más, es terrible que genera un deterioro y una adicción increíble y también necesitas medicación. Pero si no en el común de los casos, no necesitamos medicación. Si que continúe vinculado al espacio terapéutico.
N.G: Quería aportar, que a mí me pasa mucho que en estos años me han consultado un montón de personas, de familias, de gente que están consumo y que por ahí sabe que yo me recuperé y entonces me viene a consultar para “Che, cómo puedo hacer, yo estoy mal, tengo un primo, tengo mi hijo, tengo un amigo”, lo que sea. Y muchos tienen este preconcepto que hablábamos hoy, también de “che, pero va a estar ahí empastillado”, no. Y, de hecho, yo siempre les doy mi ejemplo, yo entre y no tomé una patilla desde el primer día que entré hasta que termine el tratamiento, porque obviamente, ya traen ese momento, quiero equipo terapéutico y consideró que yo no tenía que tomar ninguna patilla. Vos tenes que estar sobrio y elegir no consumir todos los días… Se dicen aberraciones de casos públicos desde el desconocimiento, con cantantes o gente conocida…está bueno y lo hablábamos con Paula que el abordaje que ustedes quieran dar otro mensaje y otra línea de la que habitualmente se bajan.
Por romper un poco los mitos y bajar a tierra, que es una realidad, o sea es algo que por ahí pasa, uno tiene problemas, los problemas salud mental de a poco se está trabajando mucho también para romper esos tabús, incluye adicciones y consumos problemáticos como incluye también, y haremos otros problemas de salud mental como ansiedad o depresión.
N.G: Y me pasa que muchas veces queda en romper con el tabú y poder contar tu historia, pero también estaría bueno que quede que no está bueno, que no es cool, que no es copado, que no lo podés controlar, que no es que porque saliste en un boliche y estás tomando una cerveza sos más copado, que si tomás una botella de agua, ese mensaje también hay que bajarlo, porque a mí es el que más ruido me hace, de la sociedad que vivimos hoy, ¿no? Hoy Paula decía, si necesitas de una sustancia para hacer algo, estás en problemas y yo conozco un montón de personas que no se consideran adictas, pero que te dicen en el boliche, como no voy a tomar alcohol, ¿y por qué no? Y ese mensaje se hace masivo, y ese me parece que es el que hay que bajar también, más allá de contar la historia de cada uno, y decir, no, sí, podés salir un boliche y no tomar alcohol, ¿qué problema hay? O bueno necesitas el alcohol para divertirte, así necesito el alcohol para divertirme, entonces tenés un problema.
P.C: Sí, el desafío sería aprender a vivir la vida que tenemos sin ningún tipo de sustancias, porque hoy en día estamos viviendo una sociedad altamente consumista de todo, no solo de sustancias, y que todo el tiempo, inclusive desde la publicidad nos van enchufando, utilizo este concepto porque es así, y aprender a vivir esto, sin no solo sin sustancias sino sin nada que te genera un vínculo de dependencia, sin estar todo el tiempo taponando nuestro cerebro con estimulaciones y volver un poco a lo que fuimos en nuestra infancia a divertirnos y reírnos, disfrutar y relajarnos de otra manera.
Y si hablamos de las apuestas deportivas y de todo el consumo, generan otro tipo de problemas, es otro tipo de adicción, pero también es un consumo problemático. Nico, te quería preguntar sobre el después, ¿no? porque uno por ahí dice bueno, bárbaro, o sea, eso es la rehabilitación, llega un momento que salís, ¿cómo haces para no tener recaídas y cómo haces para que tu vida, digamos, se reconstruya ¿cómo haces para salir y volver a empezar con todo eso?
N.G: Con el correr de los años, yo hace siete años que terminé el tratamiento, hace nueve que no consumo, con el correr de los años también yo fui viendo y como que fui entendiendo que si vos encontrás algo que haga que no consumas y antes consumías, bienvenido sea y te felicito. De mi parte, como logro yo a elegir todos los días hoy no consumir, porque digo, también hay muchos que se aferran a una religión y esta bárbaro… pero a mí lo que me sirvió fue todo lo que adquirí en el tratamiento, las herramientas que yo me llevé para la calle, que las laburé durante 11 meses, que fue la primera vez que salí de la comunidad y que fui a mi casa, en eso once meses, yo me encontré con un montón de cuestiones sin resolver mías internas, con mi familia, conmigo mismo, con inseguridades, con miedos, con cosas que me han pasado de chico y que en ese momento no las expresé o no supe como resolverlas y que después tapé cuando fui creciendo, entonces todo eso primero lo resolví y después que lo resolví me di cuenta que se puede afrontar todas esas cosas si la necesidad de meterte nada en el cuerpo, sin la necesidad de consumir, fue un proceso difícil, doloroso, porque nadie se quiere encontrar con lo que le duele, nadie se quiere encontrar cara a cara con lo que terminó siendo también producto de la edición, porque no solo te encontrás con lo que te dolió y que nunca pudiste resolver, sino que además te encontrás con todo lo que hiciste mientras consumía y todo lo que generaste en tu entorno, en tus amigos, en tus familiares, en la gente que te quería, en los lugares en los que vos te pusiste, esto que te decía hoy un poco de perder, que sentís que perdiste la dignidad, de la mentira que generaste en un montón de ámbitos, de todos los kilombos que te llevaste de laborales, afectivos, bueno todo eso, te sirve y te hace tomar una conciencia que es lo que en el tratamiento se trabaja como conciencia de enfermedad para darte cuenta que no es lo que querés, entonces yo me di cuenta que todo eso que había atravesado no lo quería más, bueno yo me llevé las herramientas y hoy en día si bien elijo todos los días no consumir, también tengo un montón de alertas en donde yo sé qué es lo que me hace bien, qué es lo que no me hace también, a donde voy, a donde no, a quien elijo para tener al lado..
Es un trabajo diario, donde vos también tengo tenés sentimiento, tenés un montón de cuestiones que incluso hasta son naturales, son normales…
N.G: Entonces hay que humanizarse, yo lo veo porque incluso lo veo con grupos de amigos que tengo hoy, que no son los mismos de aquel momento y amigos que me he ido haciendo con el correr de los 12 años, humanizarse, entender que a ver, no sé, yo por ahí hace unas semanas tuve días que no estuve bien por distintas cuestiones mías personales y estando solo en mi casa me permití llorar y capaz que estaba todo el día llorando, por qué necesitaba descargar, por qué me sentía mal, por qué me hizo bien. Por ahí hay un montón de personas que no se permiten eso, entonces cuando parece el sentimiento ese feo de algo que te está pasando, que no te gustó, lo que se da tratan de tapar, puede ser con una sustancia, puede ser siendo al gimnasio, puede ser saliendo, haciendo cosas, y me parece que un poco está ahí la clave, hay que humanizarse. No somos robots, somos seres humanos, tenemos sentimientos lindos, sentimientos feos, a veces estamos triste, a veces estamos contentos…Por qué no me voy a permitir el espacio para estar mal y yo algo que hice que salía de la comunidad, que muchas veces me preguntan, che, cómo estás y yo no siempre digo bien, Mas o menos, dije, y te mira, y por ahí le cuento, por ahí no, pero yo no siempre estás bien, ¿y cuál es el problema?
Sí, somos humanos…
N.G.: Aprender a convivir con eso, es lo que un poco me llevé, de la comunidad, y que es una de las herramientas que hoy yo tengo y que me permito porque hay que seguir viviendo…
Paola ya como un parir cerrando, cuánta gente actualmente, con cuánta gente están trabajando, cómo es la situación de la adicción en general, en estos momentos de postpandemia… ¿Cómo se pueden contactar con la Fundación Darse Cuenta?
P.C.: Bueno, vamos atrás para adelante. Puede llamar por teléfono o entrar a las redes de Darse cuenta, la comunidad, que funcionamos en los hornos, de cada la ciudad de La Plata, tenemos dos comunidades de internación y un ambulatorio, estamos teniendo más de 100 chicos en total, entre las dos comunidades y la modalidad ambulatoria, te digo que hoy en día es terrible, la demanda, están ingresando de a dos o tres por día, también tenemos muchas.
¿Dos o tres por día?
P.C.: Sí, es un montón, es un montón.
¿Y antes de la pandemia, cuántos eran?
P.C.: Menos, no, mucho menos. Incluso, teníamos tres comunidades con la pandemia, hubo que cerrar una, porque después mucho tiempo sin ingresar gente, tenemos mucha población del Chaco, trabajamos a nivel nacional y internacional también, porque tenemos gente de otros países que viene o hacer el tratamiento. Está muy difícil, hoy en día, además, como mencionábamos no sólo consumo de sustancias, está muy, muy, metido el tema de lo que son las apuestas deportivas y el casino online, sobre todo, adolescentes y de la mano de las billeteras virtuales, con lo cual, ahí lo que hay que hacer es trabajar muchísimo también con los papás y concientizar que por ahí para vos es más fácil dejarle la plata, la billetera, tu hijo, la billetera virtual, pero eso va a ser que tu hijo en la escuela esté apostando con el amigo.
Hoy hay mucho consumo de crack, de consumo de juegos, juego online y, bueno, el alcohol siempre fue un tema, todo un tema, por supuesto que si tengo que mencionar cómo estamos viviendo con respecto a la marihuana y es terrible, lo que se vive con la marihuana, porque parecería que no pasa nada, hoy hablaba de si eso no la puerta de entrada, generalmente la alcohol y la marihuana, si es la puerta de entrada en la adolescencia y hoy te diría a la niñez, porque hoy tenemos los chicos arrancan entre los ocho y diez años a consumir, con lo cual, ocho y diez años con su marihuana. Sí, marihuana y alcohol también. ¿Qué hacen los papás? ¿Dónde están esos papás? ¿Dónde están los adultos? Hoy en día tenemos chicos de 15 años y porque no queremos menores de 15, o sea, si vos para los 15, estás internado, significa que ha quedado arrancaste entre los ocho y diez años.
N.G: Yo también creo que tiene que ver con la minimización del tema…
P.C: De los adultos, y social, social. No se toma conciencia, no se toma conciencia…
N.G: Yo escucho padres, yo soy papá, tengo un nene de seis años y yo escucho padres que dicen, yo prefiero que la previa del boliche la gana en casa y yo les doy las cervezas, así están cuidados. No va la previa con alcohol para 14, 15 años, cuidado, no va de la mano. Está ahí ahí en el medio de un concepto que le erraste. Entonces, hay una minimización. Con respecto a lo de la marihuana, yo hace poquito me cruce a una persona que conocía hace muchos años, que fuma marihuana, mucha. No lo veía prácticamente desde que me interné, o sea, te estoy hablando, hace 9 años atrás. Yo no te puedo explicar lo que era esa persona. Yo no te puedo explicar, o sea, cuando antes de que me interne estaba impecable al lado de como lo vi después de 9 años, más de consumo.
P.C: Hoy lo vemos con los padres y los nenes que le dan el celular. Tal vez porque el padre tenga que hacer cosas, entonces prefiero que esté con el celular y el chico no llora, pero estamos inculcando desde la niñez, desde muy chiquititos, una adicción y como un estímulo externo a vos, te calma, te da placer, te divierte. O sea, esto es mucho más complejo que la sustancia en sí misma…