A casi cuatro décadas del estreno de “La Noche de los Lápices“, el actor Alejo García Pintos, quien encarnó al sobreviviente Pablo Díaz, reflexiona sobre la vigencia de la película como documento histórico y expresa su dolor ante el resurgimiento de discursos negacionistas en Argentina. “La película envejeció bien porque sigue siendo la historia testigo de lo que pasó en la dictadura”, afirmó en una entrevista con Marcela Feudale para Bonaherencia.
Nacido y criado en La Plata, García Pintos relató que su vínculo con la historia política del país comenzó mucho antes del cine. Creció en una familia “mitad radical, mitad peronista” y muy comprometida, con un padrino desaparecido y recuerdos de niñez marcados por el olor a pólvora de Ezeiza en 1973 y las amenazas de bomba en su colegio. Esta conciencia política lo acompañó cuando, con solo 19 años, fue elegido entre 4,000 aspirantes para protagonizar la icónica película de Héctor Olivera.
El rodaje no estuvo exento de peligros. A pesar de que la democracia había regresado, los “servicios” de inteligencia seguían activos. García Pintos reveló haber vivido en carne propia la intimidación: “En el año 86, siendo actor de una película, viví la misma situación que Peter Lanzani en ‘Argentina, 1985’. Me siguió un auto, se bajaron tres, me dieron unos golpes sin decir nada y se fueron. Era un mensaje”. Además, durante la gira de presentación del film, recibía constantes amenazas telefónicas.
Esa experiencia lo conecta directamente con el presente. Al ser consultado sobre cómo se siente al ver que hoy algunos sectores reivindican el accionar militar, respondió con firmeza: “Me da mucha tristeza. Yo no sé si creció la población negacionista, creo que estaba, pero no tan envalentonada como para decir que está bien robar un bebé”. El actor observa con preocupación cómo estos discursos se han instalado en la sociedad, recordando que ya en 2017 tenía alumnos de secundaria que usaban fotos de Videla o un Falcon verde en sus estados de WhatsApp.
Lejos de sentirse “encasillado” por su histórico papel, García Pintos lo reivindica con orgullo. Su carrera lo llevó por éxitos como Floricienta y Argentina, 1985, donde un guiño del destino lo puso como juez tomándole declaración a un joven actor que interpretaba a Pablo Díaz. Hoy, como director del emblemático Teatro Coliseo Podestá de La Plata, sigue apostando por la cultura como un pilar fundamental. Sin embargo, su rol en “La Noche de los Lápices” sigue siendo, según sus palabras, un legado imborrable: la película que, de manera “cruda, concreta y docente”, le sigue mostrando al mundo el horror de la dictadura.