Después del escándalo de Barracas, Eduardo Domínguez se mordió la lengua. “No tengo ni voz ni voto, los que deciden son otros. Solo me entristece que normalicemos estas cosas”, sostuvo. Pero tras el partido contra Belgrano, el técnico de Estudiantes explotó. No fue en la conferencia de prensa. O sí, en realidad, cuando se iba de su charla con los periodistas para el vestuario visitante. Ahí, ya sin el micrófono, el entrenador descargó toda su bronca…
“De los penales ni uno, de los penales que nos cagaron, ni uno. Después me echan la culpa a mí…”, disparó el Barba al salir, molesto porque ninguno de los periodistas presentes le preguntó por esas dos jugadas polémicas, que terminaron perjudicando a Estudiantes una vez más.
Así, Domínguez eligió como blanco a la prensa para descartar su furia contenida. En realidad, por supuesto, confundió el camino. Porque él tiene la chapa suficiente como para expresarse en los micrófonos por su propia cuenta: es el DT del fútbol argentino que más tiempo lleva en el cargo en un equipo de Primera y, además, viene de ser campeón el año pasado.
Como fuera, el foco es que el Barba finalmente expresó todo lo que siente y que viene acumulando. Y que de alguna forma lo hizo saber. El problema, en todo caso, es victimizarse. El después “me echan la culpa a mí” pareció hasta un descargo a las críticas que también recibe por el equipo, que se armó para pelear la Copa Libertadores y que hoy sigue afuera de la zonas de copas y bastante comprometido en esa clasificación: está a cuatro puntos del último que ingresa a Sudamericana (Barracas) con 12 unidades por jugar. Nada fácil.
Los penales que reclama Domínguez
El penal más claro fue sobre el final del primer tiempo: luego de quedar mano a mano por la izquierda, Cristian Medina cayó en el área luego de forcejear con Rodrigo Saravia, quien al trastabillar contribuyó en la desestabilización del volante del cuadro platense. Sin embargo, el VAR intervino sin requerir que el árbitro Brian Ferreira chequeara la acción. Y no lo dieron.
El otro penal que reclamó Estudiantes fue unos minutos antes. Una mano de Julián Mavilla, en la puerta del área, tras una disputa con Facundo Rodríguez, que enseguida fue reclamada por los jugadores del Pincha. Una situación totalmente revisable, que expone la utilización del VAR: ¿por qué en algunos casos o con algunos equipos sí y con otros no? En definitiva, el equipo de Domínguez fue otra vez perjudicado y el DT estalló.