Gimnasia jugó y especuló con el resultado. Pasó por diferentes búsquedas durante los 90 minutos y terminó pagándolo sobre el final. Comenzó siendo un equipo ambicioso, aunque se vio sorprendido por la desventaja inicial, se aferró al empate cuidando lo que era un punto valioso, se animó a ganarlo recién al final y lo terminó perdiendo sobre la hora.
El Lobo se mostró más decidido de tres cuartos de cancha en adelante, sobre todo durante los primeros minutos del partido, tanto antes como después del tempranero gol de Girotti. Fue para adelante con convicción e incomodó a la T, alcanzando rápidamente el gol del empate.
Con pelota fue uno y sin pelota otro. Cuando el equipo de Tévez tuvo la posesión, Gimnasia se replegó en el fondo y esperó demasiado en su campo, presionando recién cuando el rival pasaba la mitad de la cancha. Durante esos pasajes, permitió que la visita crezca, se anime y, con sus futbolistas de buen pie, busque los espacios para generar peligro.
Cuando tuvo la pelota, en cambio, buscó ser más directo, llevar la jugada rápidamente a zona de ataque y finalizarla siempre con algún intento sobre el arco defendido por Guido Herrera. Eso sí, por momentos sufrió algunas desconexiones e imprecisiones que impidieron un juego fluido y que, de a ratos, frenaron el ímpetu tripero.
Gimnasia pareció conformarse con el punto, que no le caía tan mal luego de haber ganado en Junín, y cuando pareció animarse a algo más, se quedó con las manos vacías en el final del partido. De esta manera, el Lobo dejó pasar una gran chance de sumar y sacar una diferencia mayor con los del fondo.