Con aquel 3 a 1 a Perú de visitante, Bielsa le puso punto final a su extenso ciclo al frente de la Selección Argentina que comenzó en octubre de 1998 cuando arribo después de ser campeón con Newell´s y Vélez en Argentina y un paso en el medio por el fútbol mexicano. El desembarco en la Selección llegó tras su renuncia al Espanyol de Barcelona, club con el que había firmado en julio de ese mismo año.
Los goles convertidos por Mauro Rosales, Fabricio Coloccini y Juan Pablo Sorín le dieron la victoria al conjunto albiceleste en la octava jornada de las Eliminatorias rumbo a Alemania 2006. Sin embargo, luego de la dolorosa eliminación en Corea- Japón y del Oro olímpico en Atenas decidió decir adiós aduciendo “falta de energía” para continuar con el proceso.
Por entonces la sorpresa fue grande ya que pese a perder la final de la Copa América con Brasil, el feeling con la gente se había recuperado considerablemente.
Bilesa tuvo un arranque arrasador con la Selección. El equipo que armó para las Eliminatorias camino a Corea-Japón logró buenos resultados y su aceitado funcionamiento lo puso como máximo candidato, un motivo que explica todo lo doloroso que vino después.
Semanas después de aquella final perdida frente a Brasil por penales en Perú (los brasileños consiguieron el empate en el minuto final y se impusieron desde los doce pasos), el rosarino armó un competitivo combinado Sub – 23 para los Juegos Olímpicos de Atenas que reforzó con la presencia de tres mayores: Roberto Ayala, Gabriel Heinze y Cristian “Kily” González.
Aquel equipo encantó a la gente y fue un renacer en la relación entre los hinchas y el entrenador que se quedó con la primera medalla de oro de la historia para Argentina. Fiel a su estilo, pese a que el clima era favorable, cuando menos se lo esperaba nadie, Bielsa se fue. “Me quedé sin energías”, dijo semanas más tarde el entrenador que sigue generando tanto rechazo como admiración casi por iguales cantidades.


