El luctuoso incidente ocurrido en Lomas del Mirador, donde Rafael Horacio Moreno, un ex policía federal jubilado de 74 años, mató de un disparo a Sergio David Díaz, colectivero de 40 años, sigue generando repercusiones en el debate público.
Más allá de la conmoción inicial, lo que captó la atención en las últimas horas fue la inesperada contradicción política que este caso expuso en redes sociales y en el discurso público.
La narrativa inicial de los libertarios
Desde que se conoció el hecho, ciertos sectores identificados con posturas libertarias y conservadoras defendieron el accionar de Moreno, interpretándolo como una muestra de “justicia por mano propia” ante lo que calificaron como una falta de respeto y un acto de prepotencia por parte del colectivero y su familia.
En estas reacciones también se infiltraron discursos racistas y clasistas: se utilizó el término despectivo “marrón” para referirse al fallecido, vinculándolo automáticamente con el peronismo, el sindicalismo y la clase trabajadora, sin tener verdadera información al respecto.
Sin embargo, la narrativa se desmoronó rápidamente cuando surgieron detalles sobre las inclinaciones políticas del jubilado Moreno.
Revisando sus redes sociales, se encontraron publicaciones elogiosas hacia Juan Domingo Perón y Cristina Fernández de Kirchner. Este dato colocó a quienes lo habían defendido desde un principio en una posición incómoda, ya que el hombre armado que consideraban un “ejemplo” de su ideología, por su accionar, resultó estar alineado al menos en sus manifestaciones públicas, con las ideas que suelen criticar con más vehemencia.
¿Un giro inesperado?
Para sumar complejidad al cuadro, aún no se conoce con certeza la orientación política del fallecido Sergio Díaz.
Aunque muchos lo asociaron automáticamente con el kirchnerismo por su condición de colectivero, algunos especulan que podría haber tenido afinidades libertarias, lo que añadiría un elemento de ironía a la situación.
Un reconocido usuario de X (antes Twitter), identificado como “Pregonero”, resumió esta idea con un comentario que se viralizó: “Bueno, el jubilado pistolero era peronista. Ahora solo falta confirmar que el colectivero era mileísta para desbloquear el plot twist más grande del 2024”.
La politización del caso
El caso Moreno-Díaz ha expuesto algo más que un enfrentamiento violento entre vecinos: ha sacado a la luz cómo los prejuicios políticos moldean la percepción de los hechos. La defensa inicial de Moreno por parte de personajes afines al gobierno de Javier Milei no solo se basó en su accionar, sino en una presunción ideológica que resultó equivocada.
Además, las reacciones evidenciaron cómo ciertos discursos normalizan la discriminación racial y social. Los términos usados para describir a Díaz en redes sociales —sin prueba alguna de su orientación política— no solo deshumanizan, sino que refuerzan estereotipos que dividen aún más a la sociedad.
Una lección incómoda
La contradicción que surgió del caso de Lomas del Mirador (rebautizada por algunos como “Lomas del Tirador”) pone en blanco sobre negro la fragilidad de los relatos simplistas que intentan encasillar a las personas en categorías políticas preconcebidas.
Mientras la Justicia avanza en la resolución del caso, queda claro que el debate público sobre violencia, prejuicios y política sigue siendo tan complejo, y no lineal, como las propias contradicciones que este episodio trágico sacó a la luz.