El cineasta croata Filip Filkovic (@philatz) sorprendió en su cuenta de Instagram con un cortometraje que revive la figura del platense por adopción Juan Vucetich, pionero en el uso de huellas dactilares para resolver crímenes.
La producción, inspirada en el estilo visual de Wes Anderson, combina simetría, colores cuidadosos y encuadres meticulosos para retratar la vida de este personaje histórico de La Plata.
Vucetich nació en 1858 en la isla de Hvar, entonces parte del Imperio Austrohúngaro, y a los 32 años emigró a la Provincia de Buenos Aires, donde todos adaptaron su nombre y lo llamaron Juan, lo que él toleró con educación toda su vida.
El corto muestra un hombre obsesionado con el orden: “Sus lápices perfectamente alineados, el papel secante apilado y su lupa lista sobre el escritorio daban cuenta de un método casi obsesivo“. Filkovic traduce visualmente esta minuciosidad en cada plano, convirtiendo el caos potencial de la historia en una coreografía estética.
Del misterio a la justicia
El guiôn enfatiza uno de los hitos de Vucetich: el caso de Francisca Rojas en 1892, un brutal asesinato en Necochea que dejó huellas digitales como únicas pruebas. Como dice el corto:
“Todos veían manchas. Iván (Juan) veía identidad. Las comparó. El caso se resolvió. Por primera vez en la historia, la justicia descansaba sobre las yemas de los dedos“.
Esta secuencia, narrada con voz en off y complementada con planos de los cuadernos, lupas y huellas, logra transmitir la tensión científica y humana del momento.
El cortometraje también refleja cómo el método de Vucetich se replicó en todo el mundo: Scotland Yard, el FBI, y cada fuerza policial que incorporó su innovador sistema.
Entre homenaje y reflexión
Más allá de su aporte técnico, el corto invita a reflexionar sobre el olvido del hombre detrás del método. Como apunta Filkovic en varias escenas:
“De vuelta en su isla natal, ninguna estatua se construyó. Ninguna calle llevó su nombre. Solo silencio. Iván es olvidado en casa. Mal pronunciado en el extranjero“.
El contraste entre el reconocimiento mundial y el olvido local croata le da al corto un tono melancólico, pero también celebratorio. Cada plano se enfoca en la idea de que el legado de Vucetich vive, por ejemplo, cada vez que apoyamos el pulgar en la pantalla de un teléfono: un guiño contemporáneo a su “truco de magia olvidado”.
La elección de Filkovic por el estilo Anderson no es meramente estética. La simetría, los colores pastel y la iluminación controlada resaltan la obsesión por el detalle de Vucetich y la precisión que convirtió su método en un estándar global. Cada objeto en el set —lápices, cuadernos, papeles— funciona como metáfora de su carácter metódico y su compromiso con la justicia.
Un corto que une historia y cine
Con apenas unos minutos, el cortometraje logra conjugar historia, ciencia y arte visual, ofreciendo una nueva forma de conocer a Juan Vucetich, más allá de los libros de texto.
Lo que se ve es un homenaje moderno a la precisión, la ética y el ingenio de un hombre que cambió la manera de impartir justicia y que, gracias a este spot, recupera su lugar en la memoria colectiva, aquella de la que afortunadamente La Plata, la Provincia de Buenos Aires y toda la Argentina jamás olvidó ni ninguneó.