La tranquilidad de la mañana en Palermo se vio interrumpida por un episodio insólito y violento en la esquina de Uriarte y Nicaragua, donde funcionan varias emisoras del grupo Indalo, entre ellas Radio 10 y Mega 98.3. Una mujer apareció de manera repentina con un palo de hockey en la mano y comenzó a descargar su furia contra los autos estacionados frente al edificio.
Según testigos, la mujer, visiblemente alterada, golpeó con saña los vehículos de periodistas y productores que se encontraban trabajando dentro de las radios. Entre los damnificados se encuentra la reconocida conductora Gabriela Radice, cuyo automóvil terminó con vidrios rotos y serios daños en la carrocería. Otro de los apuntados fue el auto del periodista Gustavo “Gato” Sylvestre, al que le destrozó los espejos retrovisores.
Un desastre en cuestión de segundos
La escena se desarrolló en apenas minutos, pero dejó un clima de sorpresa y preocupación entre los trabajadores del multimedio. Algunos de ellos salieron rápidamente al escuchar los ruidos, aunque la mujer ya había provocado importantes destrozos en varios vehículos estacionados sobre la calle Uriarte.
Los propios empleados de la emisora dieron aviso a la policía, que se hizo presente en el lugar minutos después. Hasta el momento, no trascendió si la mujer fue detenida ni cuáles serían las motivaciones detrás de su violento accionar. Tampoco hubo heridos, aunque el episodio dejó un saldo de importantes pérdidas materiales.
Esa zona de la Capital Federal es un punto concurrido de Palermo, tanto por la actividad de las radios como por la circulación habitual del barrio y actividad gastronómica y comercial. El ataque, que quedó registrado en fotos y videos difundidos en redes sociales, generó una rápida viralización y cientos de comentarios de oyentes y usuarios que no podían creer lo sucedido.
Lo llamativo del arma utilizada
Más allá de la curiosidad que genera la utilización de un palo de hockey como “arma improvisada”, lo ocurrido encendió alertas en torno a la seguridad de periodistas y trabajadores de prensa y al clima de violencia que baja de las máximas autoridades nacionales.
No es la primera vez que profesionales del medio sufren hechos de hostigamiento o violencia, aunque en esta ocasión el episodio tuvo un componente de irracionalidad que lo hace particularmente llamativo.
Por el momento, se aguardan definiciones oficiales y una investigación que permita esclarecer las causas de este ataque que dejó, como saldo visible, autos destrozados y un barrio atónito frente a una escena de locura inesperada.
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