La revelación que hizo anoche “Carnaval Stream“, expuso a Jonatan Viale de un modo bochornoso. El operador televisivo de Javier Milei viene (alineado a los intereses del gobierno) denunciando los ingresos millonarios de Claudio “Chiqui” Tapia, cuestionando su rol en la CEAMSE y señalándolo como ejemplo de la “casta” que vive ajena a la realidad social.
Desde TN agita cifras, patrimonio, horas trabajadas y vínculos de poder del mandamás de la AFA, en un tono que pretende marcar distancia con las miserias políticas y económicas que denuncia y exponerlas.
Sin embargo, el universo Viale (siempre complejo, siempre regido por la lógica del linaje mediático), acaba de encontrarse con un contraataque letal: un audio filtrado que expone con crudeza lo que muchas veces se sospecha de ciertos sectores del periodismo argentino.
Pauta, familia y ¿periodismo?
En la grabación, difundida por Carnaval Stream, Leonor Schwadron de Viale (madre de Jonatan, viuda de Mauro, psicóloga, productora) le solicita directamente a Tapia que restituya la pauta del CEAMSE para el programa radial de su hija Ivana.
El mensaje es explícito, directo y cargado de una apelación emocional que pretende funcionar como legitimación ética: el pedido se hace “en homenaje” a Mauro, “relator de primera” y figura respetada.
El problema es que la súplica llega en el momento exacto en que Jonatan dinamita públicamente al mismo funcionario del que su familia busca financiamiento. La incoherencia, que ya era llamativa, se convierte en una contradicción estructural.
Independencia editorial… condicionada por presupuesto
En el audio, Leonor, la mamá de “Johnny” intenta despegarse de su hijo con una frase que, lejos de aclarar, hunde más profundo: “Nosotros no tenemos nada que ver con lo que pueda decir Jonatan porque somos productoras independientes.”
La noción de independencia, en el marco de un pedido explícito de pauta, se desploma por su propio peso. No sólo reconoce que la familia opera en distintos nichos mediáticos, sino que admite que la estabilidad económica de esos espacios depende de la continuidad de la pauta administrada por el propio Tapia.
Incluso menciona que CEAMSE otorgaba esa pauta con “generosidad, amor, cariño”, palabras que erizan la piel de cualquier profesional que entienda la gravedad de confundir política pública con afectos privados.
La frase no es ingenua porque sugiere una relación que excede lo institucional y se adentra en un terreno pantanoso donde las fronteras entre política, afecto y negocios se mezclan sin disimulo. Y lo plantea mientras Jonatan despliega en televisión una prédica inflamable contra Tapia, presentándose como un centinela de la moral pública.
La familia queda así retratada en una tensión evidente: por un lado, un periodista que denuncia a viva voz el uso discrecional de fondos, la concentración de poder y los privilegios; por el otro, una red familiar que intenta recomponer una relación de dependencia económica con ese mismo funcionario. La independencia editorial, en este caso, parece ser más una marca retórica que una práctica real.
El operador al mejor postor: una genealogía familiar
El episodio, claro está, afecta la ya casi nula credibilidad de Jonatan (pero que algunos distraídos o fanáticos no saben, o no quieren ver), e ilumina con crudeza una tradición familiar donde la cercanía con el poder siempre funcionó como combustible.
Mauro Viale (por épocas brillante, sagaz, contradictorio) navegó durante décadas entre oficialismos, ministerios, intendencias y productoras estatales sin mayores pudores.
Su carisma se encargaba del resto. El problema es que esa lógica hereditaria, que antes se disimulaba bajo un profesionalismo innegable, hoy queda expuesta sin anestesia y deja a sus deudos como “mercachifles”.
El clan Viale queda atrapado en su propio laberinto discursivo: Jonatan juega al periodismo de denuncia, mientras su familia realiza gestiones privadas con el funcionario que él mismo acusa de delincuente.
El resultado es devastador para lo que queda de su ínfima credibilidad residual: la figura pública que se presenta como ejemplo de independencia termina envuelta en una trama que exhibe lo contrario.
Denuncia filosa sobre “colchón de rústicas y finas pautas”
La palabra justa para describir el fenómeno, con la altura académica que merece, podría ser “periodismo condicionado por incentivos económicos”, “intervención editorial modulada por financiamiento extraperiodístico”, o, más crudamente, “opinión profesional dependiente de estructuras de poder”.
Pero en la jerga callejera, la traducción es inmediata: operar para el que garpa.
Y ese es exactamente el efecto del audio filtrado: confirma que, al interior de la familia Viale, la frontera entre convicción y conveniencia es, cuanto menos, porosa.

