En medio de un escenario en el que el Gobierno intenta sostener su relato de estabilidad y acumulación de divisas, el Fondo Monetario Internacional dejó en claro que la realidad dista de ser la que exhibe la Casa Rosada. El organismo volvió a marcar diferencias con la política económica actual al advertir que Argentina no alcanzará la meta de reservas fijada para fin de año y que será necesario un cambio más profundo en el esquema monetario y cambiario para evitar nuevos sobresaltos.
Durante su conferencia habitual, la vocera del FMI, Julie Kozack, sostuvo que las estrategias vigentes no son suficientes y pidió un rumbo más decidido. Afirmó que las “políticas monetarias y cambiarias deberán respaldar una trayectoria más ambiciosa de acumulación de reservas”, al remarcar que un nivel adecuado de divisas “ayudará al país a afrontar mejor los shocks y facilitará un acceso oportuno a los mercados internacionales de capital”. La advertencia no solo apunta a la necesidad de fortalecer la posición externa, sino también a la persistente desconfianza en los bonos argentinos y al riesgo país, que continúa demasiado elevado para permitir nuevas colocaciones de deuda.
El FMI marca distancia del relato oficial
En paralelo, el organismo evitó confirmar si Argentina deberá solicitar un waiver para obtener el próximo desembolso, aunque dejó entrever que la discusión será inevitable. Kozack evitó pronunciarse sobre el tema y declaró únicamente que será tratado “como parte de las discusiones posteriores”. La próxima misión técnica está prevista para enero de 2026, cuando ya se hayan medido las metas de diciembre.
Mientras tanto, el Fondo también tomó distancia de las defensas públicas del ministro de Economía, Luis Caputo, quien había asegurado que el Gobierno actuó como “comprador serial de reservas”, relativizando la falta de acumulación neta. Pese a esa narrativa, el FMI remarcó que es indispensable revisar la política cambiaria para acelerar el ingreso de dólares. La vocera mencionó que se necesitan “políticas cambiarias” que permitan una acumulación “más ambiciosa”, lo que dejó en evidencia la tensión con un esquema que mantiene un tipo de cambio atrasado y, al mismo tiempo, conserva trabas en el movimiento de capitales.
A partir de esas definiciones, quedó planteada una paradoja para el Gobierno: un dólar más alto podría favorecer la acumulación de reservas, pero ese movimiento también colisiona con los intereses geopolíticos de Estados Unidos, principal accionista del Fondo, y con la estrategia política de mostrar estabilidad en vísperas de negociaciones internacionales. En cualquier caso, tanto el mantenimiento del tipo de cambio barato como la falta de avance en la liberalización completa del mercado de capitales aparecen como factores que, según el FMI, dificultan el programa acordado en abril.
En cuanto al swap con el Tesoro de Estados Unidos, el Fondo tampoco ofreció precisiones. Kozack indicó que el organismo aplicará su marco técnico habitual y que la definición sobre si ese instrumento podrá computarse como parte de las reservas netas “será algo que simplemente publicaremos en el próximo staff report”. La indefinición mantiene la incertidumbre sobre uno de los elementos que el Gobierno esperaba utilizar para acercarse al objetivo de reservas.
Más allá del frente cambiario, el FMI reiteró que las reformas estructurales continúan siendo un requisito central para sostener los avances económicos. Kozack remarcó que el organismo “espera reformas destinadas a mejorar la eficiencia y la equidad del sistema tributario”, y pidió profundizar los cambios en materia de gasto, subsidios y mercado laboral. Aseguró que “generar consenso a favor de estas reformas sigue siendo esencial”, al tiempo que sostuvo que estas modificaciones buscan fortalecer “el ancla fiscal” y avanzar hacia una economía “más resiliente y basada en el mercado”.
Sin alarmismos, pero con señales contundentes, el mensaje del Fondo dejó al descubierto una brecha entre la visión oficial y la evaluación técnica del organismo. Pese a los préstamos obtenidos y los intentos de recomposición de divisas, las reservas no alcanzan los niveles que exige el acuerdo, y el FMI volvió a recordarlo públicamente.

