Clarín lo hizo de nuevo.
Como en 2002 cuando a horas de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la masacre de Avellaneda, puso como título “La crisis causó 2 nuevas muertes” ocultando lo que ya conocían en su redacción gracias a las fotos del reportero gráfico Pepe Mateos, ahora nuevamente provocó indignación generalizada en ámbitos periodísticos y de un gran sector de la sociedad al colocar en el diario de papel de este miércoles un nuevo título que esconde las verdaderas responsabilidades del asesinato que significó el apedreo al camionero que no quiso detenerse ante un “piquete” de los transportistas, a la altura de la ciudad bonaerense de Daireaux.
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El título que generó la indignación dice sin más: “Desafió al piquete y lo asesinaron“.
Varias interpretaciones surgieron luego de leer esa extraña manera de concebir hechos que suele aplicar el diario Clarín cuando desea ocultar o modificar el eje de determinados sucesos.
Desafiar un piquete no parece alcanzar para describir la razón de un asesinato a sangre fría provocado por enajenados pretendiendo defender su derecho a cortar una ruta, apedreando salvajemente a un camión.
Guillermo Andrés Jara viajaba hacia Río Negro y volcó después de atravesar un corte sobre la ruta provincial 65, a la altura de Daireaux. Las consecuencias, por ahora, son tres detenidos por perseguirlo y arrojar piedras contra su vehículo.
Cargar las tintas contra su osadía al “desafiar un piquete” parece querer desviar responsabilidades, o hasta lanzar un mensaje de tipo advertencia a quien no acepte las condiciones de los extorsionadores de las rutas, al estilo “ven lo que pasa si nos desafían“.
Otra de las lecturas posibles al título de Clarín que provocó la indignación general es que el término “piquete” si bien etimológicamente podría ser aplicable al corte violento de ruta provocado por los transportistas, usualmente se asocia a “los piqueteros” que piden ayudas o subsidios al gobierno, y no sería en este caso cabalmente representativo de una protesta con corte de caminos en reclamo por faltante de gasoil organizada por transportistas.
Es decir que ligar el asesinato del camionero a su “temerario” desafío de un piquete, que en realidad era una protesta violenta de sectores de la producción al que se menciona como “piquete“, parece mínimamente poco apropiado, más teniendo en cuenta como se fogoneó desde los propios medios este tipo de manifestación, a diferencia del modo estigmatizante (o limitante a un “problema de tránsito“) que utilizan los medios habitualmente para referirse al piquete clásico, de concepción social.
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