En el mundo Estudiantes todavía dura la bronca por lo que fueron los fallos arbitrales del compromiso que finalizó en igualdad contra Barracas Central en UNO, pero desde este martes los protagonistas van a empezar a dar vuelta la página pensando en la recta final de la temporada y buscar cumplir el objetivo de jugar competencia internacional en 2026.
En ese sentido, hay un aspecto que empieza a inquietar en la vida del Pincha y tiene que ver con la falta de efectividad contra el arco rival. Pese a tener una gran vocación ofensiva, con mucha cantidad de remates, al equipo de Eduardo Domínguez le cuesta mucho encontrarse con el gol.
En lo que va del Clausura de la Copa de la Liga, el León promedia 1.1 goles por partido, pero necesita más de 11 tiros por encuentro para lograrlo, siendo un número realmente llamativo.
La tasa de conversión, de apenas el 10%, deja en evidencia que el volumen de ataque no siempre se traduce en resultados concretos. De los 11.3 disparos por juego, solo 4.2 van al arco, una proporción baja para un equipo que suele dominar.
La falta de gol, un aspecto que ya inquieta demasiado
Haciendo un repaso de como fueron los goles, Estudiantes marcó nueve desde dentro del área y solo dos desde fuera, sin poder convertir de penal ni de tiro libre. Además, el reparto de los tantos, cinco con la derecha, tres con la izquierda y tres de cabeza, devela diversidad, pero no frecuencia.
Más allá de generar en promedio 1.3 grandes ocasiones por partido y a tener 7.2 regates exitosos, la sensación es que al equipo le falta esa chispa en los metros finales. Incluso en pelota parada, siempre una clave, el registro de 4.7 tiros de esquina por encuentro no ha dado frutos.
Estudiantes juega, propone y llega, pero no concreta. La efectividad es la gran asignatura pendiente de un equipo que busca copas en 2026, pero con estos números realmente le será difícil poder abrochar un boleto internacional con soltura.